SUSANA BRAUNER RODGERS
Universidad de Tel Aviv
CONICET Buenos Aires
El objetivo del presente trabajo es realizar una
caracterización de la corriente yrigoyenista, que
durante 1930 y 1943 se enfrenta a la conducción partidaria de la Unión Cívica
Radical (U.C.R.), planteando la necesidad de retomar
y profundizar los postulados yrigoyenistas de
contenido nacional y popular tradicionales.
La bibliografía del radicalismo es variada y extensa. Sin embargo, la mayoría
de los estudiosos del tema no realizaron un examen pro- fundo del pensamiento y
accionar de los diferentes nucleamientos yrigoyenistas que se multiplicaron en el período. En forma
global se sostiene que en los años treinta se impone en el radicalismo una
política de "colaboración" con los gobiernos conservadores a través
de lo que ha de denominarse la "alvearización"
de la U.C.R. Por otra parte, si bien algunos estudios
recuerdan el accionar de núcleos opositores de "claro sentido popular yrigoyenista", solamente el grupo F.O.R.J.A.
y el Sabattinismo cordobés fueron considerados como
las fuerzas yrigoyenistas de importancia que
surgieron en el seno del mismo partido contra ese proceso de
"desnaturalización radical".
Por lo tanto creemos justificado emprender un análisis de la identi- dad política y trascendencia de núcleos yrigoyenistas que actuaron en forma paralela e
independientemente, tanto del grupo F.O.R.J.A. como
del Sabattinismo cordobés, debido a que este estudio
nos permitirá conocer temas hasta hoy poco divulgados. Nos posibilitará
redimen- sionar el rol desempeñado por los yrigoyenistas en la elaboración y difusión de muchos de los
principios que han de guiar al nacionalismo popular en la Argentina, como
también redimensionar la influencia que ejercieron en la vida interna
partidaria, donde con su accionar lograron generar el debate
político-ideológico y extender su influencia en sectores ajenos a sus filas.
A partir del derrocamiento de H. Yrigoyen en 1930,
podemos distin- guir las
siguientes corrientes políticas en la U.C.R.
De este modo, a partir de 1930, la convivencia,
confrontación y compromiso de estas dos corrientes, con criterios y objetivos progra- máticos tan disímiles, se convierten en una
constante que ha de signar toda la vida partidaria a lo largo del período
estudiado2.
Para realizar el examen de la evolución y trascendencia de la corriente yrigoyenista, consideramos conveniente distinguir dos
etapas:
En esta fase de su evolución, el yrigoyenismo no era un fenómeno homogéneo; no presenta un frente uniforme de ideas, porque en su seno conviven también matices políticos distintos. Sin embargo, pode- mos destacar ciertos principios y preocupaciones comunes de carácter social y nacional-antimperialista que han de guiar al conjunto de los círculos yrigoyenistas:
Por otra parte, en la política diaria coincidían en promover los siguientes principios yrigoyenistas tradicionales:
En síntesis, las ideas y propuestas anteriormente citadas
son en general las sostenidas por el conjunto de núcleos y hombres yrigoyenistas de la época. Sin embargo, y para no
simplificar, debemos recordar que el yrigoyenismo no
constituía una corriente homogénea; la interpretación de dichos principios
podía variar de acuerdo con la formación política y las posiciones de poder por
ellos sustentadas en las estructuras partidarias.
1.2 Los núcleos y hombres yrigoyenistas
El derrocamiento de Yrigoyen en 1930 y su muerte en
1933 han de restar fuerzas a los núcleos yrigoyenistas
en las estructuras partidarias, como al mismo tiempo, en sentido inverso, han
de fortalecer a los sectores que se nuclearon
alrededor del Presidente del Partido M.T. de Alvear.
Sin embargo, podemos distinguir la acción del yrigoyenismo
en todos los ámbitos partidarios:
Por los límites impuestos al
presente artículo, dedicaremos en mayor medida nuestra atención al análisis de
aquellos núcleos e individuos yrigoyenistas cuyo
trascendente pensamiento y accionar ha sido poco divulgado hasta el presente.
-Entre 1930 y 1935 las conducciones partidarias nacionales y provinciales
contaron con la presencia de figuras yrigoyenistas de
relevancia. La reorganización del radicalismo, bajo el Sistema del City en 1931, fusionó bajo su seno tanto a "alvearistas" como "yrigoyenistas".
Adolfo Güemes, Juan O. Farrel,
Roberto Parry, Francisco Ratto,
Obdulio Siri12
fueron algunos de los dirigentes yrigoyenistas que
participaron en dicho proceso de reorganización con el objeto de unificar al
radicalismo para encarar una real campaña opositora contra el régimen
conservador.
El Dr. A. Güemes fue una de las figuras yrigoyenistas que ocupó los más altos rangos en la
estructura partidaria y que siempre se alineó con los sectores
"abstencionistas" e "intransigentes" del Partido. El
historiador del radicalismo, G. del Mazo, lo define como "uno de los
intérpretes más definidos del pensamiento radical"13.
Güemes sostenía la necesidad de ejercer una política
que garantizara el "control del Estado de todas las riquezas
naturales", comenzando por el petróleo, para garantizar la soberanía
nacional14. Como también entendía el Dr. Güemes que el radicalismo debía continuar su labor hacia
"una mayor y equitativa justicia social en íntima solidaridad con todos
los trabajadores"15.
-En las estructuras partidarias se destacaron los "Legalistas" de la
Capital Federal, que desde posiciones críticas y más interesados por reformas
de contenido económico y social, pugnaban por continuar con la Abstención
Electoral, en oposición a los "Mayoritarios", que eran la fracción
que respondía al ala "alvearista" de la U.C.R.16. En la Capital se concentró una de
las principales resistencias al levanta- miento de la Abstención promulgada
finalmente por la Convención Nacional de 1935 (*).
Sin embargo, también en Córdoba, Buenos Aires y Santa Fé,
importantes dirigentes se pronunciaron a favor de la Abstención. Cabe señalar
que no todos los "abstencionistas" o "concurrencistas"
pueden ser linealmente identificados como "yrigoyenistas"
o "alvearistas" respectivamente, pero en
general la alineación entre una postura y otra tendía a coincidir. Entre los
convencionales claramente yrigoyenistas que se destacaron
en la Convención Nacional de 1935 encontramos entre otros a L.
Sin embargo, por disciplina partidaria, decidieron acatar la resolución
adoptada por la mayoría.
-Las juventudes radicales durante esta etapa no tienen una organización que las
nuclee a nivel nacional. Sin embargo, algunos
Congresos y Encuentros juveniles fueron realizados con el fin de fortalecer la
rama juvenil dentro de las filas partidarias. Además, las juventudes de la
Capital, Rosario, Buenos Aires y Córdoba desplegaron una gran actividad. Los
jóvenes coincidían en general en proponer un contenido más "radical"
en las definiciones programáticas y en formular la necesidad de encarar la
reorganización partidaria mediante la democratización interna del partido.
Entre algunos de los círculos que se formaron podemos nombrar al Centro de
Acción.
El Centro de Acción era una agrupación radical de estudiantes obreros que se
constituyó en La Plata en octubre de 1930 y que contó entre sus adherentes al
Dr. A. Pérez Áznar18. De los Estatutos y Manifiestos
del Centro de Acción se desprenden dos preocupaciones fundamentales de estos
jóvenes: el problema social y el tema de la re- organización partidaria.
Aspiraban a que bajo el "común denominador del Radicalismo",
estudiantes y obreros argentinos lucharan por restablecer una "democracia
auténtica", que suprima las "injusticias del actual sistema
capitalista", para realizar una sociedad en que reine en pleno "la
solidaridad humana", de acuerdo con el "peculiar modo de ser
argentino", evitando recurrir a "ideologías extremas" o
"reacciones simplistas" como se engendraron en la Unión Soviética19.
En cuanto a la reorganización partidaria, mantenían que se debía democratizar
las estructuras partidarias mediante la instauración del voto directo de los
afiliados. "Propiciamos la supresión de las convenciones en su función
actual y la elección de candidatos... por el voto directo y secreto de todos
sus afiliados"20. El tema de la democratización
interna, la representación de las minorías como lo establecía la Carta Orgánica
de 1931 (que no era respetada) fue otra de las demandas constantes del yrigoyenismo en la época.
- Por otra parte, varias conspiraciones militares yrigoyenistas
se sucedieron entre 1931 y 1934. El peligro de un inminente complot radical
estaba siempre latente. Núcleos militares y civiles yrigoyenistas
sostenían que el "Pueblo y el Ejército" debían reconquistar los
derechos cívicos confiscados21. Y en realidad, estos movimientos
armados, por el grado de represión que generaron (la implantación del Estado de
Sitio y el encarcelamiento y exilio de dirigentes partidarios ajenos a los
complots), llegaron a condicionar al resto de las actividades partidarias.
Entre las filas de estos yrigoyenistas encontramos al
Teniente Coronel Atilio Cattaneo, que fue en 1932 uno
de los jefes de un abortado movimiento militar que pretendía derrocar al
Gobierno del Presidente Justo22. Desde la cárcel, en la que fue
recluido a lo largo de diecinueve meses por su participación en dicho complot,
escribía: "Creí y creo que era mi obligación, como militar del pueblo,
ponerme de su parte en amparo de sus derechos"23.
Además, Cattaneo se pronunció a favor de los núcleos
"legalistas" en la U.C.R. Para este militar
yrigoyenista, la situación partidaria de esos días
era similar a la que existía cuando se fundó la U.C.R.:
"En aquel entonces los gobiernos surgían de los 'acuerdos' como hoy en día
se sostienen en la `concordancia'24. Por lo tanto se debía continuar
con la tradición partidaria "Abstención e Intransigencia"25.
A partir de 1935, ante el fracaso de estas conspiraciones y el magro apoyo que
éstas habían recogido en los sectores castrenses, los intentos revolucionarios
desaparecen. El núcleo militar, marginado por las autoridades partidarias, y
profundamente escéptico sobre las posibilidades de los movimientos armados26,
pasa a la actividad política engrosando las filas del yrigoyenismo
en la Capital Federal y Buenos Aires27,
y del Sabattinismo en Córdoba.
-Entre los intelectuales que se ligaron al yrigoyenismo
tenemos, entre otros, a hombres como Luciano Catalano,
Eduardo Giuffra, Arturo Frondizi,
Elías Melópulous y Julio Barcos. Realizan una vasta
actividad intelectual y también partidaria. A pesar de que no elaboran una
doctrina orgánica, estarán presente en sus planteos muchos de los temas básicos
que han de caracterizar tanto al grupo F.O.R.J.A.
como al peronismo en años posteriores. Publicaron artículos y trabajos en
revistas como Doctrina Radical, Un Clarín Radical y en diarios y periódicos
como Tribuna Libre, Renovación, Bandera Radical e Izquierda Radical.
Luciano Catalano fue un geólogo que se abocó en sus
libros, confe- rencias, y
en la prensa, al estudio de problemas sociales y económicos. Durante 1922 y
1930 ejerció como Jefe de Geología de la Nación en el Ministerio de
Agricultura, para pasar a la actividad privada hasta 1935 y de 1936 hasta 1944
ejercer nuevamente diversos cargos públicos y científicos de importancia.
Algunos de los títulos de las obras y publicaciones del Dr. L. Catalano en esta etapa son las siguientes: "Plan
Constructivo del Radicalismo" (1933); "El Estado debe tener el
monopolio del petróleo. La riqueza mineral es del pueblo" (1932);
"Por la unión federativa democrática de los pueblos latino- americanos.
Fundamentos y plan de soluciones comunes" (1934); "Industria de los
aceites comestibles en la Argentina" (1935); "Un plan para la
explotación científica de la riqueza forestal" (1935), y también escribió
en 1934 algunos de los siguientes artículos en el periódico pro-republicano La
Víspera: "Fundamentos económicos del Radicalismo". "¿Pueden ser
radicales?", "El imperialismo"; "Fascismo y Liberalismo";
"La próxima Convención Radical"; %Radicales: Abstención e
Intransigencia!", etc. A pesar de que la sola enunciación de dichos
títulos nos predice las definiciones programáticas del Dr. Luciano Catalano, pasemos a enumerar algunas de sus propuestas. En
"El Plan del Radicalismo" formula un programa de "soluciones
concretas" para los "desheredados", para los
"descamisados" y para los "hambrientos", un plan destinado
a implantar el "bienestar común, base y esencia de la justicia
social"28. Por lo tanto sostenía el
"derecho del pueblo a disponer de todos los recursos y elementos que
concurren a asegurarle satisfactoriamente el alimento, el abrigo, la vivienda,
la cultura...". Es decir que los radicales debían promover un plan que
condujera a legitimar todos los "derechos sociales" para concretar la
justicia social.
Pero no sólo el tema de la democracia integral preocupó a L. Catalano, sino que paralelamente postuló una clara política
nacionalista como la alternativa para desprenderse del dominio
Otro de los intelectuales que se destacaron tanto por su actividad intelectual
como partidaria fue el Dr. Eduardo Giuffra. Abogado,
diputado radical entre 1926 y 1930 y autor del proyecto de nacionalización del
petróleo de 1927, profesor universitario especializado en Derecho
Constitucional e Historia de las Instituciones32,
también se dedicó a las tareas de reorganización partidaria que le fueran
encomendadas por H. Yrigoyen33 y a dirigir sus esfuerzos para
tratar de consolidar la corriente yrigoyenista en la
Capital Federal. En las tareas de reorganización ha de formular la necesidad de
establecer normas estatutarias democráticas "que faciliten una más
constante deliberación de los afiliados" para que se haga sentir con mayor
eficacia "el eco de los reclamos populares". La U.C.R.
era también para él un movimiento "eminentemente nacional, con profundidad
popular abarcadora de los más distintos rangos sociales.. ."34.
A partir de 1936, será considerado como uno de los hombres de consulta en los
círculos yrigoyenistas.
El Dr. A. Frondizi, muy joven aún, también va a
desarrollar una amplia actividad intelectual y partidaria. En esta época, A. Frondizi colabora en Tribuna Libre, en Doctrina Radical, en
Crisol, en la Revista Jurídica y de Ciencias Sociales y en Un Clarín Radical.
Muchos temas de importancia preocuparon a A. Frondizi. Uno de ellos, y común al resto de los yrigoyenistas, fue la definición que debían dar los
radicales al tipo de democracia que aspiraban. Escribirá sobre el tema:
"Se afirma la incompatibilidad entre la democracia y la justicia social,
porque se parte del error generalizado de creer que la democracia supone
solamente la libertad política, cuando en realidad ésta no puede ser sino un
medio para realizar la libertad e igualdad económica"35.
Es decir, que la democracia era en síntesis "libertad política y libertad
económica".
Entre algunos de los círculos intelectuales que se conformaron por estos años
también podemos destacar el Ateneo Bernardino Rivadavia, fundado en 1933 y
dirigido por el Dr. Elías Melópulous. También está
presente en este núcleo la preocupación por dar un mayor sentido social y
nacional-antimperialista al radicalismo. Insisten en
la necesidad que tenía el Partido de orientar su rumbo para conseguir una
democracia integral, que se realizaría sumando a los derechos políticos del
ciudadano los derechos económicos del hombre. Propugnaban la nacionalización de
los ferrocarriles, tranvías, empresas de servicios públicos, empresas de
electricidad, gas, servicios telefónicos y yacimientos petrolíferos y mineros
en general, como así también postulaban la solución del problema agrario a
través de la expropiación de los latifundios para su nacionalización36.
Otro de los temas que desarrollaron fue la necesidad que tenía el radicalismo
de convertirse en un "radicalismo americanista", es decir, en un
propulsor de la "unidad latinoamericana"37.
En realidad muchos son los otros intelectuales que se vincularon al yrigoyenismo. También Julio Barcos escribe en 1931
"Política para Intelectuales", donde hace la defensa del Gobierno
Radical y demandaba un mayor compromiso del intelectual con la problemática
nacional. Por su parte, J. Barcos se conecta con la agrupación de Manuel Ortiz
Pereira38, Concentración de Izquierdistas de
la U.C.R., y fue también parte activa en la
organización de algunas conspiraciones militares yrigoyenistas
fracasadas.
En resumen, si realizamos una primera síntesis del pensamiento y accionar de
los núcleos y hombres yrigoyenistas citados entre
1930 y 1935, podemos sostener que, si bien en minoría, estaban insertos en
todos los niveles partidarios y que, ya en estos primeros años, proponen la
profundización de los principios de contenido social y del nacionalismo anti-imperialista presentes en el yrigoyenismo
tradicional. Es decir que en este primer período podemos visualizar ya la
elaboración de los principales tópicos que caracterizaron al nacionalismo
popular en años posteriores.
Después del levantamiento de la Abstención y el abandono de
las conspiraciones armadas, M.T. de Alvear intenta con "mano dura"39
liquidar toda la oposición. Sin embargo, la resistencia de los nucleamientos yrigoyenistas se
fortalece. Presenciamos la proliferación de las agrupaciones que se identifican
con los postulados yrigoyenistas. Por otra parte,
cabe señalar que la corriente alvearista no era un
bloque absolutamente homogéneo, que actuaba en forma disciplinada. Tal es así
que algunos de sus miembros en distintas circunstancias apoyaron algunas de las
demandas propuestas por los mismos nucleamientos
opositores a la dirección partidaria.
¿Qué hicieron los yrigoyenistas a partir del
levantamiento de la Abstención Electoral? Es decir, a partir de su fracaso en
imponer al conjunto del Partido una de las propuestas básicas que postulaban.
Algunos de ellos se ligan a F.O.R.J.A. y de esa forma
se alejan de las luchas partidarias. Los más deciden apoyar disciplinadamente
la decisión mayoritaria del Partido y se suman a las campañas electorales en
que se ha de embarcar la U.C.R. En otras palabras,
estos círculos, a diferencia de F.O.R.J.A., y
juntamente con el Sabattinismo cordobés, resuelven
abocarse y participar en las luchas internas partidarias con el objeto de
alcanzar el control del Partido.
Los núcleos yrigoyenistas tampoco se conformaron en
esta etapa como una corriente homogénea y organizada. Si bien todos compartían
los principios yrigoyenistas aludidos, la interpretación
de estos principios podía variar en intensidad de acuerdo a lo que podríamos definir
de aquí en adelante como dos variantes yrigoyenistas
que comienzan a delinearse desde 1935. Una estaría conformada por la variante sabattinista y la otra por la variante yrigoyenista,
que llamaremos "renovadora".
Las características del sabattinismo cordobés y de
los círculos sabattinistas en otras provincias son
las siguientes:
Por otra parte encontramos la otra vertiente yrigoyenista que estaría integrada por círculos políticos, intelectuales y juveniles, como los dirigidos por Oscar López Serrot, por Arturo Frondizi y Moisés Lebensohn. Dichos círculos en general postulaban:
Nos dedicaremos al análisis de los núcleos incluidos en la
segunda categoría. El estudio y caracterización del sabattinismo
ya fue objeto de investigación en distintas obras de importancia40.
2.1 El yrigoyenismo renovador
Varios fueron los nucleamientos de esta variante yrigoyenista que intentaron agrupar a los radicales
descontentos con la conducción partidaria. Entre ellos podemos destacar en el
ámbito político al Bloque Opositor de la Capital Federal. Liderado por Oscar
López Serrot41, dirigieron su lucha contra la
dirección partidaria para "reconstruir el radicalismo". En una
asamblea de disidentes, arengaba O. López Serrot en
estos términos: "Esta voz enérgica ... no es la de un nuevo partido, es la
de los radicales que gritan al pueblo entero de la República que es necesario
reconstruir el radicalismo, a espaldas de sus actuales dirigentes, que miran
más a la Casa de Gobierno que al corazón de la masa radical"42.
Algunos de sus adherentes, como el mismo O. López Serrot,
fueron "forjistas de la primera hora" y
calificados por J. Hernández Arregui como
"políticos profesionales"43
que ante las escasas perspectivas electorales y de ascenso personal ofrecidas
por dicha organización retornaron a la lucha interna del Partido.
De todas maneras, más allá de las cualidades de "sacrificio" que
poseían tales "políticos de comité", es a través de dichos dirigentes
que se originan importantes debates políticos e ideológicos en el seno del
Partido44. Entre los integrantes del Bloque
encontramos figuras como Elizardo Soneyra,
A. González Zimmerman, Félix Ramírez García, López
Sansón, A. Argerich Lahitte,
Juan Agote, A. Arco, J. Gauna, A. Lozano, 1. Cavallini y otros.
En diciembre de 1936 se oponen en el seno de la Convención Metropolitana al
proyecto de los concejales radicales de otorgar una prórroga en las concesiones
eléctricas al consorcio
Este proyecto, que se distanciaba de las mismas bases de la plataforma radical
en el Distrito Metropolitano que "propugnaba la naciona-
lización de todas las fuentes de energía naturales,
susceptibles a ser aprovechadas para la producción de energía eléctrica"45,
provoca en el seno del radicalismo un intenso debate que giraba alrededor del
papel que debían cumplir el Estado y los capitales
A. Frondizi recordaba que el radicalismo se había
consagrado como "un partido deliberación económica y de lucha antimperialista"47.
Por lo tanto, si bien no se declaraban "enemigos de los capitales
De todas maneras, cabe destacar que los hombres del bloque opositor y A. Frondizi generalizaron a tal punto el debate interno, que
obtuvieron el apoyo de importantes dirigentes, quienes si bien no eran yrigoyenistas, no podían aceptar, sino a regañadientes, la
prórroga de las concesiones y los rumores generalizados que giraban en torno a
la corrupción de los concejales radicales. Tal es así que lograron hacer
convocar a las máximas autoridades partidarias - que estaban en receso- con el
fin de debatir el asunto. El diario La Nación señalaba que el problema de las
concesiones había tomado tales dimensiones que "ya no podía ser entendido
como una de las conocidas desaveniencias
internas"50 que enfrentaban a yrigoyenistas y alvearistas. Sin
embargo, a pesar de que la Convención, después de acalorados debates, se
pronunció para que la Comuna "no sancione ninguna ordenanza-concesión del
servicio público de electricidad sin una amplia discusión interna"51,
el Concejo, con el apoyo de Alvear52,
aprobó el proyecto, colocando a la Convención ante un hecho consumado. El
diario La Nación registra un hecho interesante que demuestra el estado público
que tomaron las disidencias internas dentro del Partido: "Ha sido aprobada
la ordenanza sobre las tarifas eléctricas... un espectador en señal de protesta
irrumpió en el recinto... y encarándose con los concejales del bloque radical
les enrostró la actitud que estaban asumiendo. Quien así se expresaba es
hermano de uno de dichos concejales, y a grandes gritos dijo que la sanción del
despacho contrariaba la Carta Orgánica de la U.C.R.,
que esa actitud traicionaba los principios largamente sostenidos, para insistir
luego que esa votación iba a provocar una verdadera tragedia familiar..."53.
Además, el bloque opositor va a centrar su acción en los comicios internos
partidarios de 1936 y 1938. En 1936 se debían renovar las autoridades de la U.C.R. Capital. La "Lista Popular" encabezada por
el Dr. Alvear obtuvo un amplio triunfo sobre la
"Lista Radical" que encabezaban el bloque opositor junto con otras
personalidades yrigoyenistas, que obtuvieron el 11%
de los votos54 y la mayoría en la circunscripción
doce liderada por Oscar López Serrot. Si bien
semejante triunfo de la nómina alvearista ratificó el
control del partido a la "tendencia solidarizada con el ex
Presidente"55, los sectores opositores han de
integrar las filas directivas en representación de la minoría. Dicha
representación, y la influencia del yrigoyenismo, que
se extendía más allá de sus logros electorales, permitieron despertar dudas en
sus contemporáneos acerca del nombre de los dirigentes que irían a constituir
el Comité de Capital: "La expectativa se crea por la actitud que asumirán
los delegados intransigentes que ... no obstante su minoría, ha de mantener una
intransigencia decidida desde el momento en que se vote la mesa directiva"56.
El bloque opositor tenía por propósito enfrentar la candidatura del conocido
"puntero" parroquial alvearista Sancerni Giménez. Al otro día
continúa La Razón: "¿Habrá toros en el comité de la U.C.R.?
Recién mañana podrá saberse qué ocurrirá en el Comité de la Capital de la U.C.R."57. Es decir que a pesar del amplio
triunfo obtenido por la Lista Popular, la intransigencia podía poner en duda la
elección de "punteros" tales como Sancerni Giménez. Y esto se debía a que si bien el aparato
partidario daba muestras de amplia lealtad a la figura de Alvear,
ciertas políticas del oficialismo partidario provocaban el recelo de algunos
otros alvearistas que eran propensos a aceptar
ciertos cuestionamientos yrigoyenistas. Así los
definía La Razón: "Y como a ultimo momento han surgido los transaccionistas, puede ocurrir que en la reunión de mañana
no sea elegido todavía el Presidente"58.
Es decir que estos núcleos opositores, si bien minoritarios, no han de predicar
en el vacío sino que han de encontrar cierto consenso en sectores ajenos a sus
propias filas.
En 1938 el Bloque, junto a otras fuerzas yrigoyenistas
como los grupos "Ultra" y "Renovación" y otros líderes
intransigentes de prestigio, tales como A. Güemes y
A. Frondizi, presentaron su propia lista en la
elección interna de candidatos radicales para senadores y diputados. Se
celebraron los comicios y el bloque opositor denunció un "fraude
escandaloso"59, poniendo de manifiesto el grave
proceso de descomposición que venía sufriendo el radicalismo. Finalmente el
Bloque anuncia concurrir con lista propia a las elecciones nacionales. Esta
decisión motivó el alejamiento de los grupos Ultra y Renovación y de algunos
dirigentes tales como Eduardo Giuffra, Adolfo Güemes, Arturo Frondizi y Amancio
González Zimmerman, que no deseaban romper con el
partido. El Comité Capital intervino las circunscripciones disidentes, según
comenta F. Luna: "El conflicto había estallado. Significaba la crisis del
proceso interno que se venía arrastrando en la Capital Federal desde 1931 entre
`mayoritarios' y 'legalistas'60". Tal es así que el Bloque
termina separándose del tronco radical y se presenta a elecciones, donde
obtiene muy poca cantidad de votos. El Bloque, finalmente razonaron sus
dirigentes, tenía sentido en la medida que continuara su lucha dentro de las
filas partidarias. Por lo tanto deciden reintegrarse al Partido en 1940. De
cualquier forma, la eliminación del "bloque opositor" entre 1938 y
1940 "no había concluido con las formaciones antialvearistas"61.
Paralelamente al bloque opositor encontramos los círculos cercanos al Dr. A. Frondizi, que publican bajo su dirección el semanario País
Libre, a fin de propiciar la formación de un Movimiento Orientador. A
diferencia del Bloque, que era en definitiva una agrupación dedicada solamente
a la lucha política interna, los seguidores de Frondizi
desarrollaron su actividad tanto en el campo doctrinario como en el político y
el cultural.
En el campo doctrinario, proponen que el radicalismo debe presentar
definiciones programáticas inequívocas que "fijen claramente sus postulados
básicos acentuando su carácter de movimiento popular dedi-
cado a la liberación política, económica, social y moral del país"62.
En el campo político, Arturo Frondizi y País Libre
tuvieron una importante actuación en la Convención Nacional partidaria
convocada en 1937, la cual tenía por objeto elegir los candidatos
presidenciales y vicepresidenciales radicales a presentarse en los comicios de
1938.
Se discutía entonces la posibilidad de llegar a una fórmula acuerdista
pactada con el General Justo. País Libre y el movimiento orientador se
opusieron a toda "fórmula transaccional" y anunciaron que si el
organismo partidario adoptara dicha actitud "tal acto señalaría el
comienzo de una enorme crisis en las filas de la U.C.R.
Crisis que nos afectaría como radicales y como demócratas"63
y reclamaron que el radicalismo se proclame por una fórmula "radical
neta"64. Finalmente el radicalismo
consagró como candidato a M.T. de Alvear
y País Libre, a pesar de su filiación yrigoyenista y
preferir como candidato a Honorio Pueyrredón,
brindaron un amplio apoyo en la campaña electoral. En realidad, a diferencia
del bloque opositor, el movimiento orientador se movía con mucha más cautela en
su enfrentamiento con la dirección partidaria. Cuando el bloque opositor se
retiró del Partido en 1938, Frondizi declara que
"no acepto ni aliento la división del Partido"65.
A su juicio, la oposición yrigoyenista debía
continuar su lucha dentro de las filas partidarias del partido mayoritario de
ese momento.
País Libre también emprende una campaña en oposición a la prórroga concedida
por los concejales a la CHADE: "La CHADE contra el Pueblo" era uno de
los títulos firmado por Frondizi. Paralelamente
demandaban de las autoridades partidarias que se definieran "ante él
problema planteado por la prórroga"66,
que entraba en coalición con los mismos principios partidarios.
Estos círculos también alentaban la actividad en el campo cultural. Los mismos
comités en que ellos tenían influencia, como por ejemplo en la 7ma.
Circunscripción, fueron promovidos como centros de cultura para que los
ciudadanos adquirieran "conciencia de sus derechos y obligaciones"67.
Se dictaron conferencias y seminarios. A. Frondizi
dirigió un seminario cuyo tema de investigación fue "El Programa de la U.C.R.", y expresó al respecto: "La labor a
cumplir en esta clase de tareas no tiene la satisfacción fácil de la tribuna
callejera, pero deja en el espíritu de quienes trabajan, la sensación del deber
cumplido"68.
Los intelectuales vinculados al yrigoyenismo
continúan en esta etapa con una profusa labor intelectual y algunos de ellos
también partidaria.
Colaboran con artículos en la revista Hechos e Ideas, el periódico Señales, el
diario Tribuna Libre, Los Principios de Lomas de Zamora, Democracia de Junín,
etc.
En esta etapa Luciano Catalano ejerce distintos
cargos públicos de importancia, como Director Presidente del Consejo de
Administración de la Dirección de Minas, Geología y sus industrias de Córdoba
bajo los gobiernos sabattinistas, también como Asesor
Geólogo en Fabricaciones Militares (1941-3) y como Asesor Técnico Consultivo en
la Comisión de Comercio e Industria de la Cámara de Diputados entre 1941 y
1943. Por otra parte se encuentra entre los articulistas de Hechos e Ideas,
Señales, los diarios Crítica, La Nación, Noticias Gráficas, La
Atilio Cattaneo, ahora integrado a las filas yrigoyenistas de la Capital, es también uno de los
colaboradores de la revista Hechos e Ideas y La Voz del Interior de Córdoba. En
realidad Atilio Cattaneo demuestra su vocación
intelectual cuando revistaba como oficial del Ejército. En esa época ya escribe
obras de teatro, poesías y tangos71. Pero a partir de 1935 se observa
una preocupación permanente: la necesidad de recuperar el espíritu yrigoyenista en el radicalismo. El deber de volver a las
fuentes, el saneamiento del partido y el "relevo en masa de la dirección
partidaria" para purificar el partido, eran la fuerza motor de su accionar
partidario, y la exigencia principal que se registra en sus cartas políticas
personales a distintos dirigentes partidarios y artículos que fueron publicados
por la prensa72. Para Cattaneo,
el radicalismo estaba en peligro de disolución, de ser "entregado a las
fuerzas políticas del oficialismo por las propias autoridades partidarias"73.
Cattaneo mantiene una estrecha relación con Sabattini y con los sabattinistas
de la Provincia de Bs. As., "La Cruzada Renovadora" de los tenientes
coroneles Adalid y Bosch, pero conserva una posición
independiente y de cercanía también a los hombres del bloque opositor74.
Julio Barcos, Elías Melópulous, Armando Antille, Francisco Alba- rracín,
Bernardino Horne, Federico Monjardín,
son algunos de los articulistas yrigoyenistas que
colaboraban en la revista Hechos e Ideas. Entre los temas a que se dedican figuran
nuevamente el papel del intelectual75,
el de la democracia y el fraude76, los problemas agrarios77
donde son criticados la acción de los latifundios y las empresas extranjeras.
A medida que pasan los años y las autoridades partidarias continúan y
radicalizan su política de acercamiento con los gobiernos conserva- dores78,
las fuerzas de oposición a dicha política se acrecientan y van formando un polo
de poder de importancia en todos los niveles partidarios. Nuevos focos de
resistencia toman forma. La Junta de Reafirmación Radical, el Movimiento
Revisionista de Bs. As., la Cruzada Renovadora de la Capital y Córdoba, el
Comité Yrigoyenista de Bahía Blanca, Acción Raíz
Argentina y otros más se suman individualmente a esta campaña que pretende
reafirmar el carácter yrigoyenista del radicalismo y
profundizar sus objetivos programáticos.
Sin embargo, el impulso más continuado provendrá de las filas juveniles. El
joven que se destaca es Moisés Lebensohn, uno de los
más lúcidos yrigoyenistas que surgieron del
radicalismo. En los Congresos Juveniles por él organizados en 1938 y 1942
fueron planteados los principios doctrinarios y las bases de renovación radical
que sirvieron de fundamentos programáticos en la constitución del M.I.R. (Movimiento de Intransigencia y Renovación),
organización que finalmente se funda con el aporte de representantes de todas
las variantes yrigoyenistas, el 4 de abril de 1945 en
la Ciudad de Avellaneda. Moisés Lebensohn, partiendo
de los principios del yrigoyenismo tradicional,
intenta establecer una ideología más precisa.
En Lebensohn se puede observar una constante
preocupación por dar respuesta a dos problemas:
· la renovación del radicalismo;
· la revitalización interna del Partido.
En cuanto a la renovación
programática, sus definiciones son inequívocas. En 1937 escribe: "Quienes
dirigen el plan contra las libertades argentinas son los restos de la
oligarquía terrateniente,..., los especuladores y financistas,..., los grandes
capitales que monopolizan los recursos básicos de nuestra economía succionándola
con sangría permanente, la sedicente minoría ilustrada que coloca el prestigio
de sus apellidos y de su figuración política y social al servicio de los trusts imperialistas internacionales"79.
Es decir que Lebensohn señala sin ambigüedades a
aquellos sectores de la sociedad que considera responsables de la crítica
situación "factorial" en que vivía el país: la oligarquía
terrateniente, los especuladores y financistas, los grandes capitales, las
minorías ilustardas y los trusts
imperialistas internacionales. Los representantes del "régimen",
término utilizado por Yrigoyen para denostar en
general a los gobiernos conservadores, eran ahora señalados en forma definida.
Para contrarrestar esta situación que atravesaba Argentina, el "sufragio
libre", la antigua consigna radical, resultaba inadecuada a los nuevos
tiempos donde el hombre moderno resignaba todas "sus libertades civiles y
políticas"80 a cambio de la eliminación de sus
incertidumbres económicas. Por lo tanto, afirmaba Lebensohn,
el radicalismo debía sostener un programa de reformas cuyo móvil determinante
debía ser la "justicia' social". Es decir, una democracia integral,
democracia política y democracia económica.
Pero, concluía que "no puede haber realizaciones vitales de justicia
social sin afectar intereses económicos"81,
y en especial, "los de la tierra". Por eso consideraba que el
gobierno de Yrigoyen se había "limitado a una
política social oportunista", ya que no se atrevió a "consumar la
revolución radical destruyendo los privilegios de la oligarquía económica"82.
Por otra parte, su campaña estaba dirigida a encarar una profunda renovación
interna partidaria. No sólo plantea Lebensohn la
ausencia de una conducta yrigoyenista en las
autoridades partidarias, sino que realiza una profunda crítica al funcionamiento
de dicha maquinaria partidaria a través de lo que él va a definir como la
"política de servicio personal" y la "falta de correspondencia
entre el pensamiento político de los afiliados y el de sus presuntos
representantes".
La política de servicio personal era un proceso interno que se había
desarrollado en épocas del gobierno radical, donde la conquista de voluntades
con f
Por otra parte, Lebensohn estaba profundamente
influido por la experiencia rooseveltiana. En
realidad fueron bastantes los intelectuales radicales que rescataron la
experiencia del New Deal
como el modelo de régimen donde confluían la justicia social y las libertades
democráticas. Expresaba Lebensohn: "Hablamos
mucho de Roosevelt pero no creamos en la masa
apetencia por las realizaciones de Roosevelt, ni
imitamos su guerra contra los núcleos del capitalismo financiero, ni proponemos
los altos impuestos sobre el privilegio indispensables para costear los
servicios sociales del New Deal"87.
Esto demostraba la profundidad del "espíritu conservador" que se
había infiltrado en la dirección partidaria.
El tema de la guerra mundiales uno de los temas que han de generar mucha
discusión, tanto a nivel nacional como partidario. Los sabattinistas
de Córdoba en general se han de mantener en la típica posición yrigoyenista neutralista; en cambio, hombres como Lebensohn, A. Frondizi y López Serrot, entre 1938 y 1943, se han de definir como
pro-aliados88. La admiración por la
"democracia del norte", en ese momento bajo la Presidencia de Roosevelt, y las agresiones del Eje que amenazaban al
mundo, posiblemente hayan influido en Lebensohn,
hasta 1944, a estar en contra de la neutralidad del país. Bajo aquel influjo,
escribe en 1942: "Desde aquí seguimos, con el corazón anhelante, los
avances y retrocesos de este nuevo mundo que rubrican con sus vidas los hombres
jóvenes de la libre Gran Bretaña, de la heroica Unión Soviética, de los
potentes EE.UU. y de la legendaria China..."89.
Sin embargo, ya en' 1944, cuando la victoria de los aliados está casi definida,
retorna a la tradicional concepción yrigoyenista
neutralista y declara: "Definimos nuestra fervorosa adhesión a la causa de
las Naciones Unidas, de cuya victoria depende la perduración de la libertad.
Estamos con el pueblo de EE.UU., pero no con Wall Street y sus proyecciones imperialistas; con el de Gran
Bretaña, mas contra la CitY"90.
En síntesis, podríamos señalar que Lebensohn, ya en
esta época, ha de proponer la profundización de los principios tradicionales yrigoyenistas de contenido económico y social y las líneas
fundamentales de renovación interna y programática que luego han de guiar al
conjunto del yrigoyenismo a partir de 1945.
El análisis del pensamiento y
accionar de la corriente yrigoyenista nos permite
redimensionar el aporte y la influencia que ejercieron dichos núcleos en las
filas del Partido Radical y en la elaboración de muchas de las propuestas
programáticas que han de caracterizar al M.I.R.
(Movimiento de Intransigencia y Renovación) y al Peronismo en años posteriores.
En general, en la bibliografía del radicalismo se coincide en afirmar que estos
núcleos fueron sólo tentativas aisladas de renovación radical que pretendían
conservar el espíritu yrigoyenista en un partido en
descomposición. En este sentido, si bien podemos compartir parte de esta
hipótesis, creemos que es insuficiente para valorar en todas sus facetas la
experiencia yrigoyenista. A pesar de no haberse
constituido como una corriente homogénea con un programa uniforme, intenta, al
igual que F.O.R.J.A., retomar y profundizar los
principios yrigoyenistas de contenido nacional y
popular. Sin pretender desestimar el aporte intelectual realizado por F.O.R.J.A., a la cual se le ha otorgado una gran
importancia como antecedente ideológico del peronismo, consideramos que tal
creencia no ha permitido valorar en sus justas dimensiones el valor de otros aportes.
A partir de los nuevos datos que aporta la documentación consultada, también
figuras brillantes permanecieron en el radicalismo. En 1933 Luciano Catalano ya escribe un plan para el radicalismo, en el que
propone que el radicalismo debía atender las necesidades de los "descamisados",
y donde expresaba la necesidad urgente de nacionalizar todos los servicios
públicos en aras de la independencia nacional.
También Elías Melópulous, desde los tempranos años de
la década del treinta, fue otro de los intelectuales con gran actividad
partidaria que sostenían la necesidad que tenía el Partido de orientar su rumbo
para promover una "democracia integral" y la nacionalización de los
recursos naturales y públicos de la Nación.
Por otra parte, además de las figuras nombradas como A. Güemes,
A. Frondizi, M. Lebensohn y
A. Cattaneo, y de los núcleos estudiados como el
Centro Acción, el Bloque Opositor el Movimiento Orientador, muchas otras
personalidades y círculos yrigoyenistas91,
que mantuvieron posiciones similares a las de F.O.R.J.A.,
deberían ser analizados. En todos ellos, la "justicia social" y la
"independencia económica" eran objetivos pendientes, a los cuales el
radicalismo debería dar solución cuando llegará al poder.
Cabe destacar que las figuras y núcleos yrigoyenistas
no fueron "iluminados", que predicaron en el vacío. Si bien ocuparon
posiciones minoritarias en las estructuras legales del Partido, y su prédica no
logró cambiar el rumbo del oficialismo, consiguieron generar el debate en el
seno del Partido y extender su influencia más allá de sus propios adherentes.
Esto pudo ser así porque, si bien el enfrenta- miento partidario reconoció dos
líneas opositoras - el alvearismo y el yrigoyenismo -, también existieron algunos radicales en
posiciones intermedias, habitualmente llamados "transaccionistas",
que no eran del todo ajenos a ciertas políticas sustentadas por los yrigoyenistas (como, por ejemplo, en el caso de la CHADE,
analizado a lo largo del trabajo). Hasta tal punto, que en 1943, antes de
consumarse el golpe de Estado, el partido estaba frente a una posible escisión,
división que se contuvo ante la nueva situación creada y que desembocó en una
solución de compromiso y de "empate interno" entre el yrigoyenismo y el alvearismo.
En síntesis, el aporte intelectual y político de esta corriente no puede ser
subestimado. A nivel intelectual, puede ser considerado, al igual que F.O.R.J.A., como uno de los antecedentes posibles del
peronismo. A nivel político, logra generar el debate interno y extender su
influencia, hasta finalmente igualar las fuerzas del alvearismo
en 1943.
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