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ARTURO MOR ROIG: EL CRIMEN SIN RAZON

 

DIEGO ALBERTO BAROVERO

 

 

         En las primeras horas de la tarde del 15 de julio, en un sencillo restaurante  “Rincón de Italia”, de la populosa localidad de San Justo en la Provincia de Buenos Aires, Arturo Mor Roig había hecho un alto en su diaria actividad profesional y almorzaba junto a un amigo. Lejos de los oropeles del poder, alejado de la función pública, voluntariamente  retirado de la militancia política activa; vivía como un ciudadano más.Desprovisto de toda custodia, a pesar del consejo de algunos amigos.

 

         En esas circunstancias, un tiro proveniente de la Itaka de un comando de la Agrupación Montoneros que lo individualizó de casualidad, le destrozó el cráneo poniendo fin a su vida de la forma más violenta e injustificada.

 

         El cruel e irracional asesinato de Mor Roig solo puede encontrar explicaciónen el estado de enfermedad moral que afectaba entonces a la Nación, sumida en el caos, el desgobierno, la violencia y la inseguridad, fruto de las profundas contradicciones internas del peronismo, así como las acechanzas de los cultores del odio y la muerte que pronto se ensañaron con todo el pueblo argentino en la noche más negra de su historia.

 

Perfil personal e intelectual de Arturo Mor Roig

 

         Arturo Mor Roig era nacido en Lérida (Cataluña, España), el 14 de diciembre de 1914, y había arribado a la Argentina de muy pequeño junto con sus padres. Su familia se radicó en principio en la ciudad de Buenos Aires, trasladándose posteriormente a San Pedro en la Provincia de Buenos Aires; ciudad en la que Mor Roig vivió durante su infancia y su juventud.

 

         En la Universidad de Buenos Aires se graduó como Procurador, iniciando su carrera profesional en la ciudad de Arrecifes, donde constituyó su hogar (1), radicándose posteriormente y en forma definitiva en la populosa y pujante ciudad de San Nicolás de los Arroyos. Allí se casó y tuvo cuatro hijos, constituyendo su hogar.

 

         En 1939 se afilió a la Unión Cívica Radical, desarrollando una intensa actividad militante junto al legendario dirigente juvenil Moisés Lebensohn (2). Puede decirse que Mor Roig dentro del Radicalismo representaba a un sector del pensamiento cristiano que se había identificado en sus orígenes históricos con la U.C.R., fundamentalmente en oposición a políticas de liberalismo anticlerical del Régimen durante las Presidencias de Roca y Juárez Celman.

 

         Ya adulto, se doctoró en Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina; y se hallaba por ello imbuido de la filosofía neotomista y de la doctrina social de la Iglesia Católica. Su formación además, lo había vinculado a influyentes sectores del pensamiento católico en materia política, social y económica, como el grupo de la tradicional revista "Criterio", que integraban el Padre Rafael Braun Cantilo, Natalio Botana, Carlos Floria y Francisco Arias Pellerano (3).

 

Los inicios de su trayectoria política.

 

         Inició su carrera política como Concejal en San Nicolás; tarea a la que se abocó con su habitual sentido del deber y vocación de servicio. Su estatura política trascendió esa instancia, y así lo advirtieron sus correligionarios de la zona y los dirigentes políticos de la Intransigencia, Balbín y Solá.

 

         Por eso, luego de la reforma constitucional que permitió la reelección presidencial del General Juan Domingo Perón, Arturo Mor Roig ingresó a la Cámara de Senadores de la Legislatura de Buenos Aires en representación de la segunda sección electoral.

 

         En dicho mandato legislativo (1952/55), se caracterizó por su eficiente y copiosa obra parlamentaria, aunque en el clima de opresión que se vivía por entonces, la cuestión de la defensa de la libertad y la lucha contra la arbitrariedad del oficialismo peronista, opacó sensiblemente el contenido de cualquier iniciativa legislativa en otro sentido.

 

         Al producirse la Revolución Libertadora que derrocó al gobierno de Perón, los partidos políticos se reorganizaron y estallaron diferencias internas que habían quedado esmeriladas durante los años de apogeo del régimen peronista. La U.C.R. no fue ajena a dicho proceso, produciéndose la ruptura en 1956. Los partidarios de Frondizi fundaron la Unión Cívica Radical Intransigente, mientras que el resto se nucleó en la Unión Cívica Radical del Pueblo, bajo la presidencia de Crisólogo Larralde. En la encrucijada de la división radical, Arturo Mor Roig tomó partido decididamente por la Unión Cívica Radical del Pueblo (4).

 

         En la Convención Constituyente de Santa Fé en 1957, Arturo Mor Roig participó activamente como asesor del Bloque de la UCRP, pues estaba vedada para él la posibilidad de ser Convencional Constituyente por no ser argentino nativo.

 

Posteriormente, el gobierno de la Revolución Libertadora convocó a elecciones generales para el 23 de febrero de 1958 a las que el Radicalismo concurrió dividido. Por  la UCR Intransigente se presentó la fórmula Arturo Frondizi-Alejandro Gómez y por la UCR del Pueblo la fórmula Ricardo Balbín-Santiago del Castillo.

 

         La UCRI obtuvo el vuelco de los votos peronistas por orden de líder exiliado, siendo de este modo consagrado Presidente Arturo Frondizi. Al igual que en todas las demás provincias argentinas, en la Provincia de Buenos Aires, el triunfo correspondió también a la UCRI y a su candidato a gobernador Oscar Alende.

 

         A la Cámara de Senadores de la Legislatura de Buenos Aires regresó pues Arturo Mor Roig, presidiendo el minoritario bloque de la UCRP por todo el período (1958/1962). En ese cuerpo parlamentario volvió a dar acabadas demostraciones de su capacidad de trabajo y su inteligencia, llevando adelante una estrategia de oposición constructiva al gobierno provincial, lo que lo convirtió desde entonces en un insoslayable referente político del Radicalismo (5).

 

         En 1962, se produjo el derrocamiento del gobierno de Frondizi, la clausura del Congreso y la intervención de todas las provincias, tras la fachada de legalidad que brindaba la presidencia ejercida por José María Guido bajo la tutela de las Fuerzas Armadas enfrentadas a su vez entre Azules y Colorados.

 

Su vocación por el diálogo político.

 

         La Unión Cívica Radical del Pueblo se convirtió desde entonces en la motorizadora de un encuentro político y social que permitiera una coincidencia nacional en la formulación de programas mínimos, comenzando por el retorno a la legalidad constitucional y excluyendo la proscripción de ningún sector político. Ricardo Balbín y Arturo Mor Roig fueron quienes llevaron adelante la febril ronda de conversaciones con todos los partidos y sectores políticos del país.

 

         Así nació la "Asamblea de la Civilidad", materializada en el acto del 12 de marzo de 1963 celebrado en Unione e Benevolenza, de la que participaron ocho agrupaciones políticas (UCRP, UCRI, Justicialistas, Demócratas Cristianos, Demócratas Progresistas, Conservadores Populares, Socialistas Argentinos y Federales).

 

         Allí se suscribió el Acta de la Coincidencia Nacional, que contenía importantes definiciones de contenido político, económico y social; hecho inédito en los últimos lustros. Se trataba de una defensa del sistema democrático, exigiendo la libertad de sufragio, la igualdad de condiciones para todas las agrupaciones políticas, el respeto de las minorías, la exclusión del Estado de la lucha político electoral, la moralidad administrativa. Señala a la justicia social como máxima finalidad de la actividad económica de un país, la no sujeción a los dictados de los organismos de crédito externos, una política agraria e industrial de perfil exportador y sentido equitativo en las relaciones económicas de la sociedad. Postulaba la necesidad de crear el Consejo Económico y Social, el establecimiento de la obligatoriedad de la enseñanza secundaria, y el mantenimiento de relaciones diplomáticas con todas las naciones del mundo (6).

 

         Pese a la generalidad de sus enunciados, hoy es justicia reconocer lo valioso de ese aporte común que serviría en el futuro para sentar las bases de nuevos y más trascendentes acuerdos en vías de poner fin al tan prolongado desencuentro entre los argentinos.

 

         Al respecto, conviene remitirnos al pensamiento del propio Mor Roig sobre la cuestión: "Nosotros queremos crear un programa mínimo de objetivos fundamentales que se convierta en la plataforma del mínimo común denominador de todas las agrupaciones políticas, que la suscribirían para ofrecer una garantía de estabilidad a la ciudadanía. Propongo, por ejemplo, que todos los partidos se comprometan a dar apoyo legislativo necesario al próximo Poder Ejecutivo, porque eso es indispensable frente a la realidad del sistema proporcional" (7).

 

Este pensamiento de Mor Roig resultó una verdadera profecía, desde la perspectiva histórica; pues el gobierno surgido de las elecciones del 7 de julio de 1963 (realizadas mediante el sistema proporcional D'Hont que permitió una excesiva pluralidad de bloques parlamentarios) se encontró en la necesidad de contar con acuerdo de otros bloques para obtener la sanción de leyes de vital importancia para el desarrollo nacional y la vida institucional de la República.

 

         En dichos comicios, la fórmula de la UCRP Arturo Illia - Carlos Perette resultó la más votada (25,15%) y reunidos los colegios electorales en todo el país, los candidatos radicales fueron consagrados Presidente y Vicepresidente de la Nación por la mayoría absoluta de los mismos.

 

         El gobierno de la UCRP consagrado por un magro caudal electoral nacía de una situación de debilidad lo que llevó a Mor Roig a plantear al Presidente del Comité Nacional Ricardo Balbín y al propio Presidente de la Nación Dr. Arturo Illia, un mecanismo que fortaleciera a la nueva administración.

 

         El plan consistía en reconocer la significación de dos factores políticos de gravitación en el campo democrático: el sector de la UCRI que respondía al ex-gobernador de la Provincia de Buenos Aires Oscar Alende y los sectores del centro-derecha que respaldaron la candidatura presidencial del Gral.(R.E.) Pedro Eugenio Aramburu. Concretamente, Mor Roig propuso que en la sesión del colegio electoral de senadores nacionales por la Capital Federal, el Radicalismo reemplazara al segundo candidato Ricardo Bassi, consagrando senador a Aramburu y, a la sazón, designarlo Presidente Provisional del Senado, instalándolo en la línea constitucional de sucesión presidencial, quebrando de tal modo el frente militar, hegemonizado por el sector "azul".

 

         Por otra parte, proponía reencauzar a los sectores del Radicalismo Intransigente liderados por Alende, convocándolo como Ministro de Salud Pública y Acción Social; era un primer paso hacia la integración dentro de la UCR, abriendo la posibilidad de concretar las legítimas aspiraciones futuras de Alende. Sin embargo el plan de Mor Roig no prosperó por considerarlo inconveniente desde el punto de vista partidario (9).

 

         En las tratativas previas a la transmisión del mando, se reunieron para acordar la transición el Presidente José María Guido y el electo Presidente Illia, a quien acompañaban Balbín y Mor Roig (10), lo cual denota la proyección política de orden nacional que ya por entonces tenía éste último.

 

Su misión como Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.

 

         Arturo Mor Roig había resultado electo Diputado Nacional por la Provincia de Buenos Aires y fue consagrado Presidente de la Cámara, ejerciendo el cargo durante todos los períodos legislativos desde 1963 hasta el golpe militar de 1966.

 

         Durante su desempeño como Diputado Nacional, Arturo Mor Roig tuvo como una conducta no olvidar su terruño, la ciudad de San Nicolás de los Arroyos donde residía de manera habitual, empeñándose en la presentación de proyectos legislativos tendientes a fomentar e incentivar su desarrollo social, económico y cultural.

 

          Pueden destacarse entre sus principales iniciativas la creación de nuevos cursos de profesorado secundario en la Escuela Normal Nacional Mixta "Rafael Obligado" de San Nicolás; la asignación de partidas presupuestarias por diez millones de pesos para la edificación de la Facultad Regional San Nicolás de la Universidad Tecnológica Nacional; la erección de un monumento a la Unión Nacional de los Argentinos en la ciudad que dio nombre al célebre acuerdo por el que se constituyó la organización constitucional de la República; el otorgamiento de un subsidio especial de treinta y cinco millones de pesos a la Municipalidad de San Nicolás de los Arroyos destinado a solventar la reparación de los daños y perjuicios ocasionados por las inundaciones de 1966 y la concesión de un subsidio de cinco millones de pesos al Club de Regatas de la misma ciudad a efectos de paliar los perjuicios ocasionados por las referidas inundaciones (11).

 

         Mor Roig ejerció eficazmente la presidencia de la Cámara joven, constituida en una verdadera diáspora de fuerzas políticas, merced a la aplicación del sistema electoral de representación proporcional D'Hont. Y lo hizo con toda su experiencia parlamentaria, fogueado en las viejas luchas de oposición  a los gobiernos de Perón y Frondizi; pero con espíritu conciliador  condujo el cuerpo legislativo con sentido patriótico, que le mereció el respeto y la consideración de todos los bloques representados. Las claves de su gestión al frente de Diputados fueron el diálogo, el consenso, la participación, el respeto y la integración de las minorías.

 

         Por otra parte, debido al crecimiento de su dimensión política, su íntima amistad con el Presidente del partido Ricardo Balbín y el respeto que le había ganado el Presidente Illia, Arturo Mor Roig tuvo decisiva influencia en la preparación y redacción de los mensajes presidenciales de inauguración de períodos legislativos (12). El enrarecimiento del clima político hacia 1965, impidió la sanción de la Ley de Presupuesto y fue creando el ambiente para el golpe de Estado, tramado por militares, sindicalistas y empresarios, con el aval de las empresas multinacionales.

 

         En la preparación del mensaje presidencial de apertura de las sesiones ordinarias de 1966, en el que trabajaron Luis Caeiro, Alfredo Concepción, Bernardo Grinspun, Roque Carranza y Germán López, había un párrafo en que se acusaba duramente a los legisladores de orientación peronista de obstaculizar la labor legislativa y particularmente la aprobación del Presupuesto de 1965. El Presidente Arturo Illia, decidió consultarlo con Mor Roig, por sus naturales condiciones para la conciliación y el diálogo, quien sugirió omitir o sustituir dicho pasaje del discurso, por lo que ordenó a sus colaboradores eliminarlo del mensaje. Estos desobedecieron la orden presidencial y el 1° de mayo de 1966, Illia leyó el mensaje que contenía la acusación contra los sectores peronistas que ejercían una oposición férrea en el Congreso (13).

 

Su recurrente vocación por el encuentro entre los argentinos.

 

         Finalmente, el golpe anunciado se produjo bajo la denominación de "Revolución Argentina". Ahora habría que avocarse a la recuperación de las instituciones democráticas y por el reencuentro definitivo de los argentinos.

 

         Y la UCRP, particularmente Ricardo Balbín y Arturo Mor Roig, serían los principales responsables de llevar adelante esta estrategia, para la cual contaban con la experiencia anterior de la "Asamblea de la Civilidad", que había sentado el precedente de que podía existir diálogo entre las diversas fuerzas políticas con miras a la recuperación del Estado de derecho. Estaba claro además que, sin un entendimiento entre Radicales y peronistas, no había posibilidad de presionar eficazmente sobre las FF.AA. para encarrilar al país nuevamente en la senda de la democracia y afrontar además la solución de las graves dificultades socioeconómicas que lo aquejaban.

 

         Así surgió "La Hora del Pueblo", agrupación que nucleó a los más representativos partidos políticos argentinos, continuando la línea dialoguista de 1962 en la "Asamblea de la Civilidad". Para ello, existieron sondeos, encuentros y contactos extraoficiales de importantes dirigentes de la UCRP como Facundo Suárez con Perón en Madrid, y aquí en Argentina entre sectores partidarios del líder exiliado con la dirigencia de diversos partidos políticos. Pero, como existían lógicos resentimientos mutuos, por los recurrentes enfrentamientos de nuestra historia política, resultaba lógico que oficialmente esos contactos fueran desmentidos o desautorizados, aunque en verdad existieran. En el proceso de diálogo político iniciado, les cupo tanto a Balbín como a Mor Roig el rol de principales propulsores, lo que les valió la oposición férrea de sectores internos del Radicalismo que descreían de las bondades de un intento de acercamiento con Perón.

 

         La crisis social y económica fue agravándose a fines de la década del sesenta, motivando el incremento de la protesta social y la violencia política por parte de organizaciones subversivas. Las disidencias internas en el seno de las FF.AA. fue determinante para que se buscara una salida político-electoral consensuada entre las FF.AA. y los partidos políticos, incluyendo al peronismo, para la normalización de la vida institucional del país.

 

El sentido de su misión como Ministro del Interior para la transición hacia la democracia.

 

         En ese marco se inscribió la decisión de la Junta de Comandantes de designar Presidente al Gral. Alejandro Lanusse, con retención de la Comandancia del Ejército. Pero al mismo tiempo, los militares decidieron ofrecer el Ministerio del Interior al Dr. Arturo Mor Roig el 24 de marzo de 1971 (14), noticia que produjo un fortísimo impacto en el seno del Radicalismo, de cuya Mesa Directiva éste formaba parte (15).

 

         La decisión de Mor Roig de aceptar el ofrecimiento de conducir el proceso de transición a la democracia desde su gestión como Ministro del Interior de un gobierno de facto, es sin duda el aspecto más controvertido de toda su vida pública y su actuación política.

 

         El ofrecimiento efectuado a Mor Roig para que se hiciera cargo del Ministerio del Interior que pilotearía la salida electoral que pusiera fin al régimen militar imperante desde 1966, fue profundamente meditado por Lanusse y los altos jefes militares los que sondearon previamente al político (16), quien aspiraba a convertirse en una suerte de custodio de un proceso de democratización real y definitivo de la Argentina, que dejara de lado las  traumáticas experiencias político-institucionales anteriores.

 

         Arturo Mor Roig condicionó su aceptación a que los partidos integrantes de "La Hora del Pueblo" prestasen su conformidad. El principal escollo para la aceptación de Mor Roig lo constituyó precisamente su propio partido, la UCRP y la conducción encabezada por su amigo de siempre, Ricardo Balbín. Existieron gestiones oficiosas para lograr torcer la opinión contraria del caudillo radical a la designación de Mor Roig como Ministro del Interior. Un delegado personal del General Lanusse, el Coronel Francisco Cornicelli lo visitó personalmente, recibiendo de Balbín una firme negativa. Asimismo, los dirigentes demoprogresistas Horacio Thedy y Muniagurria, también fracasaron en su misión de lograr la aceptación de Balbín.

 

         Hay versiones que indican que hasta el propio Perón llamó desde Madrid al hombre de La Plata, para convencerlo que la gestión de Mor Roig sería un aporte fundamental del Radicalismo para que el proceso de normalización institucional generara mayor confianza (17).

 

         De tal forma, frente a las múltiples presiones ejercidas sobre Balbín y el Radicalismo, aquél se reunió en persona con Mor Roig en el estudio jurídico de  Balbín sito en Rivadavia 882, en presencia de Carlos Alconada Aramburú y de Armando Balbín. Según algunos, la reunión se efectuó para intentar convencer a Mor Roig de que su aceptación sería perjudicial para el partido; mientras que para otros el cuestionado político concurrió a solicitar consejo de su amigo y líder del Radicalismo.

 

         Sobre el episodio en cuestión, años más tarde Ricardo Balbín relataría: "Me dicen que quizá el hecho de que haya sido radical el ministro que condujo el proceso hacia las elecciones contribuyó a que el Radicalismo tuviera una imagen colaboracionista. Yo he tenido una gran amistad con Mor Roig. Todo el país sabía que yo tenía íntima amistad con él. Nos respetábamos, nos estimábamos, nos valorábamos. Mor Roig - ya lo he dicho públicamente - no pidió opinión al partido cuando le fue ofrecido el Ministerio del Interior. Mor Roig habló exclusivamente conmigo y yo le dije que no debía aceptar; hay testigos. En ese momento libraba él una gran batalla íntima; seguramente estaba convencido de que era necesario ese paso para hacer ese sacrificio que determinara el proceso de recuperación institucional. Tal vez yo lo veía con otros ojos, y me parecía que esa actitud podía perjudicar al Radicalismo..."(18).

 

         La actitud de Balbín no era compartida por los representantes de los partidos políticos que integraban "La Hora del Pueblo". Por eso, Thedy y Jorge Daniel Paladino, delegado personal de Perón, hicieron un último esfuerzo por quebrar la negativa del presidente del Radicalismo a aceptar la designación de Mor Roig en la cartera política. Paladino le expresó telefónicamente a Balbín: "Hemos meditado sobre este asunto de la designación (de Mor Roig. N. del A.) y tal vez sea equivocada la posición que Ud. ha adoptado" (19).

 

          Entonces, "La Hora del Pueblo" se reunió en ausencia de Balbín, que no quería comprometer con su presencia la libertad de deliberación del organismo multipartidario. Finalmente, "La Hora del Pueblo" autorizó a Mor Roig a aceptar el ofrecimiento efectuado por la Junta de Comandantes de hacerse cargo del Ministerio del Interior.

 

         En la decisión de "La Hora del Pueblo" de aceptar la designación de Arturo Mor Roig al frente de la cartera política influyó notoriamente la gestión de Paladino, presionando en favor de la autorización (20). Al respecto, éste llegó a expresar: "Esta es una de las grandes contradicciones que yo he advertido en el tiempo. Mor Roig es Ministro porque lo quisimos todos nosotros (los integrantes de "La Hora del Pueblo". N. del A.) y el único que no lo quería era el presidente del partido al cual él pertenecía"(21).

 

         De tal forma, Arturo Mor Roig acabó haciéndose cargo del Ministerio del Interior el viernes 26 de Marzo de 1971, en la ceremonia de juramento y asunción de la presidencia por parte de Lanusse, Mor Roig asumió el ministerio político, conjuntamente con los otros ministros designados por la Junta de Comandantes en Jefe (22).

 

         El estado de agitación partidaria generado por la aceptación de Mor Roig determinó que la oposición interna a Balbín castigara muy duramente a ambos, llegando incluso el Dr.Raúl Alfonsín a pedir la expulsión del partido del Ministro del Interior (23). Fue entonces que el propio cuestionado hizo llegar su renuncia como afiliado al Comité de San Nicolás de la Unión Cívica Radical del Pueblo, para no comprometer al partido con su gestión (24).

 

         Dicho Comité tuvo para con su caracterizado afiliado una actitud de consideración y respeto: desestimó renuncia a la afiliación presentada por el Ministro, concediéndole una licencia; algo que no trascendió en su momento, razón por la cual Arturo Mor Roig se sintió reconfortado continuó integrando el padrón de afiliados de la Unión Cívica Radical de San Nicolás hasta su muerte (25). Balbín que lo conocía en profundidad y sabía de sus condiciones morales dijo sobre Mor Roig: "¿Sabe lo que pasa con el Catalán? El ha pensado que podía dar la solución. Ha ido de buena fe"(26).

 

Su obra como Ministro del Interior para el afianzamiento de las instituciones de la democracia.

 

 

La primera medida en tal sentido denota la inspiración de Mor Roig, al anunciarse el 1 de abril de 1971 luego de 58 meses, que cesaba la disolución de los partidos políticos, rehabilitándolos para la actividad en toda la República, a cuyo efecto se derogó la Ley N° 16.894.

 

         La gestión Mor Roig en el Ministerio político hizo hincapié en la derogación de la prohibición de actividades de los partidos políticos (Ley N° 18.975), la Ley Orgánica o Estatuto de los Partidos Políticos (Ley N° 19.102), a los cuales se les devolvieron los bienes incautados en los orígenes de la Revolución Argentina (bienes inmuebles como locales partidarios, bienes muebles como documentación, mobiliario, etc.), la creación de la Cámara Nacional Electoral y la sanción del Código Electoral incluyendo la convocatoria a elecciones generales para el 11 de marzo de 1973.

 

         No obstante, la obra fundamental de Mor Roig, su mayor aporte al proceso de recuperación de las instituciones de la democracia representativa, lo constituye la enmienda constitucional contenida en la Ley Fundamental N° 19.608 del 21 de Mayo de 1972. Dicha norma, elaborada por una comisión de juristas y politólogos destacados, contó con la aprobación de la totalidad de las agrupaciones políticas que se presentaron a la compulsa electoral convocada bajo el imperio de dicha norma. La enmienda una cláusula transitoria que disponía que si la reforma no era luego aprobada por el Congreso surgido de las futuras elecciones, la misma quedaría sin efecto (27). La mora del Parlamento en ese sentido resultó también fatal, puesto que la confirmación constitucional de esa enmienda realizada por un gobierno de facto quizá hubiera sido una herramienta idónea para salvar a la República del desastre que sobrevino posteriormente.

 

         La exposición de motivos de la Ley Orgánica de los Partidos Políticos, que lleva la firma de Arturo Mor Roig, contiene una definición categórica respecto de la libertad electoral. Expresa:"No hay proscripciones ideológicas. El reconocimiento alcanzará a todas las agrupaciones que se organicen y funcionen como partidos políticos. No será, sin embargo, lícita la asociación que por medio de la violencia o la propaganda que incitare a ella, tienda a destruir las bases en que se fundamenta el sistema democrático y sus propias e intransferibles reglas de juego" (28).Así también, en su mensaje dirigido el 1 de julio de 1971 a la ciudadanía el Ministro del Interior expresó:"...están dadas las reglas del juego limpio. Nadie está impedido de actuar en este proceso"(29). El mensaje era claro, no habría proscripciones de ninguna índole para ningún sector, léase el peronismo y su líder.

 

         Arturo Mor Roig jamás se constituyó en representante de las Fuerzas Armadas frente a la sociedad civil sino que procuró ser en todo momento un instrumento de ésta en la restauración del imperio de las instituciones republicanas. Así se lo expresó en más de una ocasión al propio Presidente Lanusse, al manifestarle: "Yo no soy el ministro de La Hora del Pueblo, pero no quiero ser un ministro contra La Hora del Pueblo" (30).

 

         Referencias de sus más íntimos colaboradores en el Ministerio del Interior (31) denotan su proverbial modestia y humildad, así como su intachable conducta y cabal honradez. Solamente se utilizaron partidas asignadas a fondos reservados del ministerio a los efectos de la locación de un departamento en el Barrio Norte de la Capital, en el que se llevaron a cabo reuniones secretas con Jorge Daniel Paladino, como delegado y representante de Perón, en las gestiones propias de la transición hacia el régimen constitucional.

 

         Así se condujo el proceso que, boicoteado por izquierda y por derecha mediante procedimientos violentos, condujo finalmente a las elecciones del 11 de marzo de 1973, en las que la fórmula del FREJULI, auspiciada por el General Perón, Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima se impuso por amplio margen sobre la de la UCR, Ricardo Balbín-Eduardo Gammond, que le siguió en número de sufragios.

 

         El 25 de mayo de 1973, en un clima de euforia e intolerancia creado por los militantes y simpatizantes de diversos sectores peronistas, el General Lanusse hizo entrega de las insignias del mando presidencial al nuevo titular electo del Poder Ejecutivo, Héctor Cámpora..

 

         Con la normalización institucional, tras el libre pronunciamiento electoral de la ciudadanía, finalizaba la tarea de Arturo Mor Roig al frente del Ministerio del Interior. No había podido lograr todos los objetivos que se había propuesto al asumir, fundamentalmente debido a que su gestión había estado permanentemente en jaque debido a la violencia sectaria e irracional y a la necedad de gran parte de la dirigencia política de entonces; pero había contribuido de manera fundamental al proceso de transición hacia la democratización de la República. Lo que vendría después no sería imputable a él.

 

         Cuando cesó en el cargo de Ministro, Arturo Mor Roig se retiró a la vida privada. Su paso por la administración de facto de Lanusse le había ganado fuertes resistencias y enemistades incluso en el seno de su propio partido. No obstante, desde ningún sector llegó a cuestionarse jamás la hombría de bien, la honradez personal y la probidad de conducta que eran propias de Mor Roig.

 

         Pero para ganarse el sustento diario, se dedicó a asesorar jurídicamente a la empresa de un amigo; tarea por la que percibía la suma de 350 mil pesos. Se había mudado junto con su esposa Nélida a un pequeño departamento en la Capital Federal, que había adquirido por medio de un crédito bancario (32). Debido a su amistad con el director del diario platense "El Día" David Kraiselburd, escribía semanalmente comentarios políticos bajo el seudónimo Esteban Sastre. En eso estaba cuando lo sorprendió la muerte de manera inimaginable.

 

 

 

 

Referencias Bibliográficas y Testimonios.

 

(1) BLANCO, RUBEN V.M. Entrevista con el autor. 1996.

(2) PIGNATELLI, ADRIAN "Ricardo Balbín, el presidente postergado". Ed.Centro Editor de América Latina. Buenos Aires. 1992. Pág.181

(3) LANUSSE, ALEJANDRO AGUSTIN "Mi Testimonio".Ed.Lasserre Editores. Buenos Aires. 1977. Pág.218

(4) BLANCO, RUBEN V.M. Entrevista con el autor. 1996.

 

(5) MIGUEL SZELAGOWSKI. Entrevista con el autor. 1991.

(6) CASASBELLAS, RAMIRO DE en "Balbín. Un caudillo, un ideal" QUIROS, CARLOS (Comp.). Ed.Abril. Bs.As. 1983. Pág.166/169.

(7) MOR ROIG, ARTURO en "Primera Plana" N° 12. 29/1/63.

(8) PIGNATELLI, ADRIAN. op.cit. Pág. 104.

(9) VANOSSI, JORGE REINALDO A. Entrevista con el autor. 1997.

(10) PIGNATELLI, ADRIAN. op.cit. Pág. 105.

(11) BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACION. DIRECCION REFERENCIA LEGISLATIVA. SUBDIRECCION DOCUMENTACION E INFORMACION ARGENTINA. DEPARTAMENTO REFERENCIA ARGENTINA E INFORMACION AL USUARIO. Informe. Buenos Aires. 1996.

(12) PIGNATELLI, ADRIAN. op. cit. Pág.105.

(13) CAEIRO, LUIS. Citado por PIGNATELLI, ADRIAN. op. cit. Pág.179.

(14) LANUSSE, ALEJANDRO AGUSTIN. op.cit. Pág.217.

(15) PIGNATELLI, ADRIAN. op. cit. Pág.122.

(16) BLANCO, RUBEN V.M. Entrevista con el autor.

(17) PIGNATELLI, ADRIAN. op.cit. Pág.123.

(18) BALBIN, RICARDO. Reportaje "La Opinión" 31/7/74. En "Balbín.Un caudillo, un ideal" QUIROS, CARLOS (Comp.). Ed.Abril. Bs. As. 1983. Pág.21.

(19) BALBIN, RICARDO. op.cit. Pág.22.

(20) VANOSSI, JORGE REINALDO A. Entrevista con el autor. 1997.

(21) BALBIN, RICARDO. op. cit. Pág. 22.

(22) LANUSSE, ALEJANDRO A. op. cit. Pág. 218.

(23) PIGNATELLI, ADRIAN. op.cit. Pág.124.

(24) PIGNATELLI, ADRIAN. op. cit. Pág. 124.

(25) BLANCO, RUBEN V.M. Entrevista con el autor.1996.

(26) ALCONADA ARAMBURU, CARLOS. Citado por PIGNATELLI, ADRIAN. op. cit. Pág.182.

 (27) SZELAGOWSKI, MIGUEL B. "Arturo J. Mor Roig, un ejemplo de civismo". En "El Día". La Plata. 15/07/1992.

(28) BLANCO, RUBEN V.M. "Crimen a Mor Roig: Aún hoy los montoneros exhiben irresponsabilidad y cinismo". Diario "Acción". Arrecifes. 1/11/96.Pág.22.

(29) PIGNATELLI, ADRIAN. op. cit. Pág.124.

(30) LANUSSE, A.A. op. Cit. Pág. 253.

(31) SZELAGOWSKI, M. Entrevista con el autor. 1991. VANOSSI, J.R.A. Entrevista con el autor. 1997.

(32)     PIGNATELLI, ADRIAN. Op. Cit. Pág.154.

 

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