Oscar
H. Aelo
Universidad Nacional de Mar del Plata
ohaelo@mdp.edu.ar
Los estudios sobre el peronismo han enfatizado largamente el análisis de su base social y especialmente el rol que habría jugado la clase obrera en su conformación inicial; buena parte del debate historiográfico se ha centrado en la observación de las pautas del comportamiento obrero y en la postulada relación directa que se habría establecido entre la clase y un emergente liderazgo carismático o plebiscitario. A su vez, resulta evidente que la literatura sobre el tema ha privilegiado el análisis de los orígenes de ese movimiento político.1 En la última década, sin embargo, se han presentado trabajos que, desde diversas perspectivas, cuestionan aspectos importantes de las interpretaciones previas; así, desde una óptica nacional, se insiste en la necesidad de reevaluar la contribución de las "segundas líneas" en la modelación de las doctrinas y prácticas políticas del movimiento peronista.2 Por su parte, las investigaciones en curso sobre las diversas configuraciones políticas provinciales en la década 1945-1955 están abriendo nuevos rumbos para interpretar tanto los olvidados partidos de oposición como las dispares características del peronismo en ámbitos político-administrativos acotados.3
En este artículo se intenta avanzar en el conocimiento de las elites políticas en la provincia de Buenos Aires en la década peronista, evaluando las continuidades y cambios ocurridos en su composición hacia 1948. Luego de indicarse el escenario político emergente tras los comicios efectuados en marzo de ese año, se analizará la recomposición de las elites dirigentes de los principales partidos (Peronista - PP - y Unión Cívica Radical - UCR), vinculándose en ambos casos sus candidatos a cargos electivos con las corrientes internas en las cuales habían participado. Finalmente se ofrecerá una aproximación al origen o extracción social de las direcciones políticas de ambos partidos.
El trabajo estudia la política provincial desde un enfoque que considera sus procesos como contribuyentes a delinear las características de la política nacional. En este sentido, la importancia del caso bonaerense es manifiesta; la provincia más rica y poblada de la Argentina, centro principal desde finales del siglo XIX de la producción agropecuaria de la "pampa húmeda", era a su vez, hacia mediados de los años cuarenta, el territorio que contenía la mayor proporción de la producción industrial argentina y, simultáneamente, donde se encontraban las más densas aglomeraciones del sector social que le otorgó al peronismo su perfil más acusado: la clase obrera.4
Las elecciones de 1948 en la
provincia de Buenos Aires
Los primeros años del gobierno presidido por el general Perón se caracterizaron
por un constante aumento de las "realizaciones" gubernamentales que
pretendían resolver algunas crisis o deficiencias manifiestas (en especial, la
dependencia económica y la injusticia social), junto a un también constante
aumento del "control social" por parte del gobierno, expresado en las
crecientes limitaciones al ejercicio de ciertos derechos básicos de la política
democrática - en particular, libertad de reunión y de expresión.5 Los propósitos de asegurar la
justicia social parecen haberse basado en fuentes confluentes; por una parte,
la activa militancia obrera impuso un escenario de fuerte conflictividad
social, en tanto los trabajadores intentaban traducir en mejoras económicas
específicas lo que consideraban su victoria política de 1946.6 A su vez, también el ideario
peronista suponía la necesidad de remover las flagrantes desigualdades sociales
con el propósito de evitar el "caos social", o incluso la preferencia
de las masas por el comunismo. En otro sentido, aquello definido en el discurso
peronista como "independencia económica" no se tradujo meramente en
actos simbólicos (como su declaración formal, el 9 de julio de 1947), sino en
una activa política de estatización de empresas o sectores económicos. La
nacionalización del Banco Central, de los ferrocarriles, de los teléfonos, o la
creación del IAPI - acaso la más audaz de las iniciativas peronistas - eran en
la época una muestra contundente de hechos que comprobaban, según tal ideario,
la característica frase: "mejor que decir es hacer".7
En ese contexto que enmarcaba el proceso hacia las elecciones de 1948, dos realizaciones del gobierno destacaron con caracteres especiales: la sanción, el 23 de septiembre de 1947, de la "ley de voto femenino", presentada como la confirmación del carácter "democrático real" del peronismo, en contraposición a la "democracia formal" defendida - peronistas dixistis - por las fuerzas políticas opositoras; y la conclusión definitiva de la negociación para la adquisición de los ferrocarriles británicos, presentada en un multitudinario acto público el 1 de marzo de 1948, que no sólo recogía los preceptos de algunos intelectuales nacionalistas (como Raúl Scalabrini Ortiz, quien afirmó que "comprar ferrocarriles es comprar soberanía"), sino también demandas de larga data del movimiento obrero.8
Este conjunto de iniciativas del Estado central fueron continuadas por el Estado provincial en su ámbito de aplicación y acompañadas por una muy limitada coerción de las libertades públicas, reconocida incluso por los partidos adversarios.9 De este modo, los procesos eleccionarios de 1948 en la provincia de Buenos Aires eran esperados con un muy comprensible optimismo por los dirigentes peronistas, quienes esperaban revalidar la victoria obtenida en 1946.
El 7 de marzo de 1948 se realizaron elecciones para renovar la representación de la provincia en la Cámara de Diputados de la Nación. Terminaban sus mandatos 21 legisladores (12 peronistas, 7 radicales y 2 laboristas "rebeldes");10 adicionalmente se elegían dos legisladores para reemplazar a diputados fallecidos. Tratándose de una elección nacional, la norma vigente era la denominada "ley Sáenz Peña", la cual establecía una representación de 2/3 para los candidatos más votados y 1/3 para la minoría, y consideraba a la provincia como un distrito único. El acto eleccionario ofreció los siguientes guarismos:
Cuadro 1. Elección de Diputados Nacionales, PBA, 7/3/1948
|
||
Partido |
Votantes |
% s/total |
Peronista |
431.360 |
59,45 |
UCR |
201.941 |
27,83 |
Demócrata |
32.351 |
4,46 |
Socialista |
28.134 |
3,88 |
Comunista |
18.614 |
2,57 |
En blanco |
13.117 |
1,81 |
Total |
725.517 |
100,00 |
|
Fuente: La Nación, 9 de abril de 1948.
En esta elección, el porcentaje de votantes sobre el total de inscriptos (1.079.021) fue de 67,24%, reduciéndose notoriamente con respecto a las de 1946 (en ese caso, el porcentaje ascendió al 83,05%), lo cual parece confirmar que la participación electoral aumenta cuando están en juego cargos "importantes". Pero lo más destacable, quizá, fue que los partidos competidores parecen estabilizar un cierto porcentaje de votantes, similar al obtenido en 1946, y que prefigura un escenario político que, más que bipartidista, se asemeja al de partido predominante.11 En aquellos comicios, las coligadas fuerzas peronistas (P. Laborista, UCR (JR), P. Independiente y Alianza Libertadora Nacionalista) obtuvieron el 53,56% de los votos, mientras el principal partido opositor, la UCR, consiguió 31,68%.
Esta situación se confirmó una semana más tarde, al realizarse elecciones para renovar la mitad de la representación en la Legislatura provincial y, al mismo tiempo, para elegir intendentes y concejales en todas las comunas. La elección a cargos provinciales se realizó bajo las disposiciones de la ley provincial 5109, sancionada el 30 de octubre de 1946, la cual no innovaba mayormente en un ya adoptado sistema de representación proporcional para los cargos de senadores y diputados provinciales.12 Se renovaban 63 cargos de legisladores (42 diputados y 21 senadores), los cuales se distribuían en 8 secciones electorales.13 Terminaban sus mandatos 31 legisladores peronistas, 29 de la UCR, y 3 representantes del Partido Laborista (seguidores de Cipriano Reyes). Los resultados de la elección fueron los siguientes:
Cuadro 2. Elección de Legisladores Provinciales, PBA, 14/3/1948
|
||
Partido |
Votantes |
% s/total |
Peronista |
409.325 |
56,45 |
UCR |
208.111 |
28,70 |
Demócrata |
46.118 |
6,36 |
Socialista |
27.969 |
3,86 |
Comunista |
14.141 |
1,95 |
En blanco |
19.481 |
2,69 |
Total |
725.145 |
100,00 |
|
Fuente: Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la PBA
(DSCDPBA). La Plata: Taller de Impresiones Oficiales; 1948, Tomo I, pp. 3-5.
La cantidad de votantes fue prácticamente idéntica a la del comicio de la semana anterior y, como puede apreciarse, las ligeras variaciones porcentuales de los votos por partido no modifican la imagen general.
Traducidos estos guarismos a la pertenencia partidaria de los cargos en disputa, en lo relativo a los diputados nacionales el peronismo obtuvo 14 cargos (más los dos vacantes) y el radicalismo 7, con lo cual la representación provincial en la Cámara de Diputados de la Nación permanecía inmodificada. Distinto fue lo ocurrido en la Legislatura provincial; hasta entonces, el Senado mostraba una mayoría opositora (21 radicales, 1 laborista "reyista" - que acompañaba a aquellos - y 20 peronistas), mientras que Diputados era de mayoría peronista (47) frente a 35 radicales y 2 laboristas disidentes. Los resultados electorales de 1948 permitieron que el peronismo obtuviera 13 cargos de senador, contra 9 del radicalismo; en tanto que para diputados, los peronistas consiguieron 28, los radicales 13 y el socialismo uno. A partir de entonces, el peronismo tendría mayoría propia en ambas cámaras de la Legislatura provincial.14
Finalmente, cabe destacar que el empuje electoral peronista se tradujo en un aplastante triunfo en las elecciones comunales; sobre 112 municipios en disputa, ese partido venció en 100, en tanto los 12 restantes fueron conseguidos por la Unión Cívica Radical.
La dirigencia política de la
provincia hacia 1948 - el peronismo hacia su organización
La victoria de las coligadas fuerzas peronistas en 1946 no facilitaron, en
principio, el apaciguamiento de sus fricciones, sino que parecieron
amplificarlas. Las disputas entre ellas pretendieron ser resueltas por Perón a
través de un acto de fuerza: la proclama del 23 de mayo de 1946 que
"ordenaba" la caducidad de los partidos que lo habían apoyado,
conminándolos a formar el Partido Único de la Revolución. Presionados desde la
cúspide del poder, despojados de algunos cargos a través de artimañas de dudosa
ética, los principales dirigentes del laborismo han insistido en rememorar los
acontecimientos posteriores a la elección de febrero de 1946 como un ataque
directo a una fuerza política que, pensaban, era la auténtica triunfadora y, en
su concepto, la única verdaderamente renovadora.15 Sin embargo, las opiniones de los
dirigentes laboristas no eran tan unívocas como parecen considerarlo en sus
recuerdos los más reacios a disolver el partido.16
Desde luego, no finalizaron allí
los conflictos. Como ha mostrado Moira Mackinnon, la búsqueda de una dirección
orgánica en el peronismo estuvo plagada de alianzas y enfrentamientos de
diversas características entre sus dirigentes, al punto que el prácticamente
nonato Partido Único avanzó sin rumbo y culminó en un abierto fracaso. La
reconstitución partidaria, entre f
En el arduo proceso de organización unificada del Partido Peronista destacan entonces, por su importancia intrínseca, las elecciones internas llevadas a cabo el 21 de septiembre de 1947. Ciertamente, esos comicios mostraron, en la ocasión, matices de lo más diferenciados; en Capital Federal, por ejemplo, las denuncias de fraude, antes y durante el comicio, parecían demostrar el apego de algunos dirigentes por prácticas heredadas de la década infame. Sin embargo, el escenario bonaerense fue una muestra de lo contrario: una inmensa movilización partidaria, cuyos componentes pluralistas y participativos probablemente no tuvieran parangón con lo sucedido en el conjunto de las provincias argentinas.18
En la elección interna desarrollada en Buenos Aires, los afiliados peronistas elegían 120 Consejos Directivos locales y 88 delegados al Congreso Constituyente del Partido (que se realizaría el 1 de diciembre de 1947). De esta manera, cada "distrito" en que se dividía administrativamente la provincia tendría su propia conducción local,19 antes incluso de lo que resolviera el congreso. Las situaciones distritales no fueron homogéneas; así, los electores debieron optar por concurrir a votar una lista única, o bien a elegir entre varios candidatos. La primera situación se registró en cuarenta y cinco distritos; la segunda, en setenta y cinco.
De todos modos, la concurrencia fue imponente: más de cien mil personas participaron.20 En ese verdadero "test", entonces, nos interesa observar la recomposición de la dirigencia peronista de la provincia, rastreando los orígenes previos de sus dirigentes o candidatos a dirigentes. La forma inorgánica y en buena medida caótica con que el peronismo conformó sus cuadros dirigentes en 1946 implicaba indudablemente que nadie sabía con certeza cuál era el grado de su "representación"; el armado de las listas de candidatos en aquella ocasión no se basó en un reconocimiento efectivo de la capacidad de las personas, sino en una serie de acuerdos (abiertos o escasamente difundidos) que mostraban la fluidez de las "estructuras" que se encolumnaban tras la candidatura del coronel Perón.
En este contexto, ¿cuál era la trayectoria previa de las personas que participaron en la interna peronista? El cuadro 3 sintetiza la información recopilada.21 Hemos contabilizado la presencia de 230 individuos que presentaron su candidatura a la Presidencia del Consejo Directivo Local; de ellos, localizamos los antecedentes políticos de 110 candidatos (la nómina, en el Apéndice 1). Obsérvese:
Cuadro 3. Trayectoria previa de dirigentes peronistas, 1947
|
|
Partido o cargo |
Dirigentes |
Laborista |
43 |
UCR (JR) |
38 |
Comisionados municipales |
19 |
FORJA |
3 |
ALN |
2 |
Electores presidenciales 1946 |
2 |
UCR (disidente) |
2 |
Independiente |
1 |
Total |
110 |
|
Fuentes: véase nota 21.
En la organización del Partido Peronista, como todo debería hacer suponer, eran los hombres provenientes del laborismo y de la junta renovadora quienes mayoritariamente recomponían, o componían, sus cuadros intermedios. La mayoritaria presencia de laboristas en esta relación indica evidentemente que los dirigentes de ese partido decidieron razonadamente incorporarse al Peronista. Considerar que se trataba de "traidores" que aprovecharon la ocasión para "defeccionar" del laborismo parece una forma bastante rara de ver las cosas. Por otra parte, la heterogeneidad política de las personas que se integraron al peronismo es visible, pero no tan importante como habitualmente se supone; el cuadro sugiere la menguada contribución de aliancistas, radicales disidentes y simpatizantes conservadores, aunque subestima la participación de forjistas.22
Hasta aquí se ha evaluado a aquellas personas que tuvieron alguna actuación político-partidaria. Pero, ¿de qué se trata en el caso de los "comisionados municipales"? Permítase una breve digresión. Una pauta tradicional de la política bonaerense al ser intervenida la provincia - o al cambiar de signo el gobierno provincial - era reemplazar a los intendentes municipales por un "comisionado" designado desde La Plata. La finalidad político-electoral de tales designaciones era obvia. Cuando, con posterioridad a la Revolución de Junio de 1943, comenzó a gestarse la posibilidad de un nuevo proyecto político encabezado por el coronel Perón, su piedra de toque fue la designación de Juan A. Bramuglia como Interventor Federal en la provincia de Buenos Aires. Las acciones del interventor se enfilaron a obtener el concurso de dirigentes radicales disidentes con la conducción "alvearista" del partido,23 pero, a la vez, a dotar de "cuadros" políticos de menor nivel al emergente proyecto. En este punto, Bramuglia (y sus sucesores en la intervención provincial) utilizaron convenientemente el recurso tradicional: la designación de comisionados municipales resultó el instrumento idóneo con el cual potenciar la actividad política de los dirigentes incorporados al "peronismo".24 Asimismo, como en los comicios generales de 1946 no se eligieron autoridades municipales, la designación de comisionados durante los dos primeros años de la administración de Mercante mantuvo la misma finalidad.25 El cuadro revela que la utilización de este cargo como "canal" de reclutamiento de cuadros políticos intermedios no fue una iniciativa fallida en la conformación del peronismo provincial.
La estimación realizada se ha basado en aquellas personas de las cuales poseemos rastros de sus antecedentes previos; como queda dicho, ellos fueron, sin embargo, menos de la mitad de los participantes localizados. A falta de datos comprobados, el terreno queda abierto a la conjetura; sin embargo, nada nos hace pensar que los orígenes de estas otras personas mostrarían pautas demasiado disímiles.26 En mi opinión, la tendencia general invita a considerar que se trataba de gentes provenientes del laborismo o el radicalismo renovador - que no lograron previamente postularse a cargos electivos - , o bien de nuevos dirigentes venidos, por así decir, "de la nada".27
Los candidatos peronistas en las
elecciones de marzo de 1948
Una idea extendida, propalada en sus primeras versiones por la más cruda
oposición antiperonista, afirma que las listas de candidatos a cargos electivos
por el peronismo eran confeccionadas por el mismo Perón.28 De este modo, los dirigentes
peronistas no eran, en rigor, dirigentes; los cargos políticos relevantes eran
premios a la obsecuencia más que logros de una actividad política continuada.
La versión quizá obtenga visos de realidad hacia el final del gobierno
peronista, aunque aún carece de confirmación.29 Pero en las elecciones de 1948, la
realidad fue muy distinta.
Los electos delegados bonaerenses al Congreso Constituyente del Partido Peronista se reunieron el 18 de enero de 1948 en La Plata, con la finalidad de confeccionar las listas de candidatos partidarios para las elecciones generales. Observemos, en primera instancia, los candidatos peronistas a la Cámara de Diputados de la Nación. Como se ha indicado, los partidos debieron presentar listas con 16 integrantes. Los miembros de la lista peronista, ¿eran dirigentes de esa fuerza? ¿O se trató de "acomodados", sugeridos "desde arriba"?
La primera comprobación debe señalar lo siguiente: de los 16 candidatos, 11 participaron en las previas elecciones internas del partido; de ellos, sólo uno había sido derrotado, en tanto que 7 resultaron triunfantes en la compulsa y 3 encabezaron listas únicas.30 El cuadro siguiente lo especifica:
Cuadro 4. Candidatos peronistas a la Cámara de Diputados de la Nación, PBA, 1948
|
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Candidato |
Resultado en
elección interna |
Distrito |
Oscar Bidegain |
Ganador |
Azul |
José Cané |
Ganador |
Lincoln |
Roberto Cursack |
Ganador |
Lobería |
Eduardo Forteza |
Ganador |
B. Blanca |
Florencio Lasciar |
Perdedor |
Morón |
Alejandro Leloir |
Lista única |
Laprida |
Balbino Letamendi |
Lista única |
G. Cháves |
Alcides Montiel |
Ganador |
Quilmes |
Valerio Rouggier |
Lista única |
Zárate |
Carlos Seeber |
Ganador |
V. López |
Juan C. Zamudio |
Ganador |
Mercedes |
|
Fuentes: La Nación, 4/3/1948 (candidatos a la Cámara de Diputados).
De la interna peronista, véase nota 21.
De esta manera, evidentemente la elección interna del Partido Peronista resultó la instancia de validación de sus dirigentes; la confección de la lista de candidatos a diputados nacionales tomó muy en cuenta la performance de las personas en esa compulsa. Pero, a su vez, el análisis resultaría incompleto si no se evaluara en qué medida tuvo lugar el denominado cursus honorum dentro de las filas partidarias, ascendiendo - o renovando - cargos en los cuerpos colegiados. Así, habría que señalar que, de las once personas señaladas, cuatro renuevan sus mandatos (esto es, habían sido elegidos diputados nacionales en 1946), mientras que 3 ascienden de legisladores provinciales a diputados nacionales. En el primer caso, se trató de Rouggier, Montiel, Letamendi y Lasciar; como queda dicho, sólo este último no resultó vencedor en la interna.31 En el segundo caso, se encontraban Cursack, Zamudio y Forteza. Sin embargo, esto no fue todo, porque además debe señalarse que Cané había sido candidato a diputado nacional por la UCR (JR) en 1946, que Leloir venía actuando como presidente del Banco Nación desde 1944, en tanto que, menos notoriamente, Seeber fue elector presidencial en 1946. Por añadidura, otros dos integrantes de la lista, aunque no participaron en la interna partidaria, eran dirigentes conocidos: Juan C. Silvestre asciende de diputado provincial a diputado nacional (fue electo en 1946 por la Junta Renovadora), en tanto el dirigente sindical petrolero Horacio Haramboure, que había sido candidato a aquel cargo en 1946 también por la Junta Renovadora, venía desempeñándose como secretario del Senado provincial.
De este modo, sólo de 3 de los 16 candidatos no se ha podido localizar su actuación previa, si la hubieran tenido.32 Los 13 restantes parecen mostrar que las candidaturas a cargos importantes dentro del peronismo se basaban en las capacidades o habilidades que las personas tenían para actuar como dirigentes. Adicionalmente, se puede señalar que las candidaturas en este nivel indican un puntilloso intento por conservar el equilibrio entre las principales fuerzas formadoras de la coalición peronista originaria: de once personas de las que se cuenta con datos de su pertenencia partidaria previa, 6 eran laboristas y 5 de la UCR (JR).33
La convención partidaria con
funciones de Congreso eligió también los candidatos peronistas a la Legislatura
provincial. Se trataba en este caso de 21 cargos de senadores y 42 de diputados
provinciales, cuya complicada distribución en secciones electorales carece de
relieve a los f
Cuadro 5. Candidatos peronistas a la Legislatura provincial, 1948
|
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Antecedente |
Cantidad |
% |
Participantes en la interna |
28 |
44 |
Legisladores electos en 1946 |
4 |
6 |
Candidatos a legislador en 1946 |
8 |
13 |
Comisionados municipales |
7 |
11 |
Director Bco. Provincia |
1 |
1 |
Sin datos |
15 |
24 |
Total |
63 |
100 |
|
Fuentes: La Nación, 14/3/1948 (candidatos a la Legislatura); véase
también nota 21.
Nuevamente, cabe señalar que la participación en la interna partidaria aparece como la indicación o el dato relevante a tener en cuenta a la hora de confeccionar una lista de candidatos.34 De este modo, podría decirse que la legitimación otorgada por la victoria en la elección interna predeterminaba buena parte de las chances de las personas para convertirse en candidatos a cargos electivos por el Partido Peronista; en este sentido, puede destacarse el hecho que 5 legisladores provinciales laboristas electos en 1946 fueron derrotados en la interna, y que tal situación parece haber sido anotada: ninguno logró ser candidato en las elecciones generales.35
Es interesante advertir, además, que los dirigentes peronistas parecen haber intentado preservar ese delicado equilibrio entre los principales canales de reclutamiento de cuadros. Así, entre aquellos 34 candidatos a legislador provincial de los cuales poseemos referencias de su actuación previa, independientemente de si actuaron en la interna partidaria o no, puede notarse la siguiente relación: 14 provenían de la Junta Renovadora, 10 del laborismo, 9 habían sido comisionados municipales, en tanto uno más había pertenecido a la Alianza Libertadora Nacionalista.36
De acuerdo con los resultados de la elección del 14 de marzo de 1948, el peronismo consiguió 41 de las 63 bancas en disputa. Un análisis detenido de estos legisladores electos permitirá, suponemos, apreciar la fuerte racionalidad política que presidió la articulación de los cuadros dirigentes peronistas de la provincia de Buenos Aires. En la ocasión, resultaron electos 13 senadores y 28 diputados provinciales por ese partido. La "ruptura" en el personal político fue una de las características que el peronismo emergente trajo consigo; tal como señalaron diversos autores, el ascenso a los principales cargos públicos de personas sin experiencia en las funciones gubernativas fue la nota predominante en 1946.37 Por contraste, lo acontecido tras las elecciones que estamos analizando podría interpretarse como una suerte de "continuidad en la ruptura", al menos en lo que al peronismo concierne (la situación en el partido radical, como se verá, parece diferente): de los 41 legisladores electos en 1948, entonces, se aprecia que 10 de ellos acreditan experiencia en el cargo, renovando de este modo su mandato (seis provenían del laborismo y cuatro de la Junta Renovadora);38 por su parte, 7 habían sido candidatos a la legislatura en 1946 (5 por la JR, 2 laboristas),39 en tanto 7 registraban actuación como comisionados municipales.40 Si a estas personas se adicionan otros 10 dirigentes que provienen directamente de la interna partidaria,41 parece suficientemente claro que la renovación del cuerpo parlamentario provincial, en lo que al peronismo concierne, tuvo una mínima dosis de aleatoriedad. Se trata de personas que, o bien muestran una cierta pericia en actividades gubernativas (en este caso, quienes venían actuando como legisladores o comisionados municipales), o bien exhiben una continuada actividad militante, ciertamente desde 1946 en adelante. Pero no parecen existir pruebas que estas personas no fueran "dirigentes", sino "trepadores", "obsecuentes" u otros calificativos por el estilo; más bien, lo que esta aproximación permite afirmar es justamente lo contrario: que estos cuadros dirigentes del peronismo, verdaderas "terceras líneas" de la organización partidaria, eran sin duda personas capaces de representar en los cuerpos colegiados provinciales los intereses o ideales que el peronismo defendía.
En la misma fecha de los comicios para elegir legisladores provinciales se desarrolló la elección de intendentes municipales. Del total de intendentes peronistas electos (100), se ha podido visualizar los antecedentes políticos de 54 (véase el Apéndice 2). La siguiente tabla lo especifica:
Cuadro 6. Trayectoria previa de intendentes electos peronistas, 1948
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Antecedente |
Cantidad |
Comisionados municipales |
30 |
Participantes en la interna |
21 |
Legisladores prov. electos 1946 |
1 |
Candidatos a leg. prov. 1946 |
2 |
Total |
54 |
|
Fuentes: La Nación, 16/3/1948 (intendentes electos); el resto, véase
Cuadro 5.
En esta relación se ha considerado el antecedente más inmediato a la elección (algunos comisionados, por ejemplo, participaron en la interna, en tanto otros habían sido candidatos en 1946). Como puede observarse, en este caso la actuación como comisionado municipal ha sido una referencia decisiva para la posterior candidatura al cargo comunal. Por su parte, como la argumentación anterior viene resaltando, la performance en la interna partidaria fue otro elemento decisivo; en este caso, 13 habían triunfado en ese comicio, 4 encabezaron listas únicas y sólo 1 había sido derrotado.42 Queda claro, nuevamente, que la legitimación como dirigente producida en la elección interna era otro elemento "anotado" para futuras candidaturas.
En todos los niveles de cargos fueron integrantes de las listas peronistas personas sobre las que no se cuenta con referencias sobre su trayectoria política previa. Es difícil, ciertamente, realizar afirmaciones desprejuiciadas acerca de ellas. En el caso del peronismo, parece que en demasiadas oportunidades se supone que si el individuo en cuestión no fue sindicalista, o si no tuvo una actuación mínimamente relevante en algún partido como el radical o el socialista, debe tratarse de "conservadores" que deciden aprovechar un espacio escasamente estructurado con la finalidad de mantener su amenazada dominación. Sin embargo, una posibilidad menos considerada, pero probablemente más ajustada a la realidad, sería que personas sin actividad política pública - en el contexto del fraude permanente de la "década infame" - hubieran apreciado la emergencia del peronismo como el canal apropiado para volcar convicciones políticas que los partidos "tradicionales" no podían contener o representar. Y ésta era, indudablemente, la imagen que los noveles dirigentes peronistas tenían de ellos mismos, tal como los siguientes términos de un senador provincial condensadamente expresan:
Yo he venido a este Recinto traído por el pueblo de Buenos Aires y traído por una revolución, porque tengo como una de las características sustanciales de mi corta vida política, el de sostener que yo no tengo historia política, que nací a la vida pública con la Revolución y con este movimiento que sigue a Perón.43
La dirigencia radical
El 13 de enero de 1946 la Unión Cívica Radical había realizado un importante
comicio interno, en el cual las corrientes enfrentadas dirimieron las
postulaciones partidarias para las elecciones nacionales a efectuarse en
febrero de ese año. En aquella ocasión, el "Movimiento de intransigencia y
renovación", cuyo máximo dirigente provincial era Ricardo Balbín, obtuvo
un destacado triunfo que le permitió a los hombres de la
"intransigencia" ocupar la mayoría de las candidaturas partidarias.
Sin embargo, mayoría no es sinónimo de unanimidad; la victoria intransigente
había sido por un muy escaso margen de votos,44 y esa situación se vio reflejada
en la balanceada composición de las listas de candidatos del partido.
Muy distinta fue la realidad tras los comicios internos del radicalismo llevados a cabo el 30 de noviembre de 1947. Compitieron en la oportunidad nuevamente los mismos contendientes: el "movimiento radical" de la provincia de Buenos Aires (lista blanca), encabezado por el veterano dirigente Ernesto Boatti, y la corriente intransigente (lista verde), conducida por Balbín. Esta elección era más trascendente que la anterior, dado que ahora definía no sólo las candidaturas en las elecciones generales, sino que renovaba las autoridades partidarias del comité bonaerense. La leve mayoría intransigente observada en 1946 fue transformada en una contundente victoria en 1948:
Cuadro
7. UCR, elección interna, 30/11/1947
(por secciones)
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||
Sección |
Lista verde |
Lista Blanca |
Capital |
3.378 |
1.401 |
1ª |
4.210 |
4.742 |
2ª |
3.749 |
3.546 |
3ª |
5.809 |
3.381 |
4ª |
5.459 |
3.406 |
5ª |
4.840 |
2.786 |
6ª |
4.277 |
324 |
7ª |
3.541 |
2.491 |
Total |
35.263 |
22.077 |
|
Fuente: La Nación, 1 y 2 de diciembre de 1947.
El resultado alteró la composición de los cuerpos directivos partidarios: la intransigencia obtuvo la dirección del comité bonaerense, cuyos presidente y vicepresidente pasaron a ser, respectivamente, Ricardo Balbín y Moisés Lebensohn, en tanto que los vocales de ese cuerpo se distribuyeron así: 16 intransigentes y 8 por la minoría. La representación bonaerense en el Comité Nacional partidario quedó integrada por tres intransigentes (Roberto Parry, Crisólogo Larralde y Juan Prat) y uno por la minoría (Joaquín Vergara Campo), mientras que la delegación ante la convención partidaria se compuso con 30 intransigentes y 14 de la lista blanca.45
La rotunda victoria intransigente tuvo un efecto gemelo en la composición de las listas de candidatos, tanto a diputados nacionales como a legisladores provinciales. El equilibrio entre candidatos de ambas corrientes que predominó en 1946 se convirtió en una neta mayoría intransigente en los aspirantes partidarios a los cuerpos colegiados. Así, entre los candidatos al Congreso Nacional, 11 pertenecían a la intransigencia, 2 al "unionismo" (la corriente encabezada por Boatti se integraba dentro de esa tendencia general); de tres personas no se han hallado referencias.46 Similar situación se dio entre los candidatos a la Legislatura provincial; sobre 63 candidatos, eran intransigentes 40, en tanto que los otros 23 pertenecían al unionismo.47
Pero la elección interna no provocó solamente un desequilibrio en la composición de las listas a favor de la intransigencia, sino que además parece haber promovido una verdadera "ruptura" en la representación partidaria, tanto en el Congreso Nacional como en la Legislatura. Obsérvese lo siguiente: como ya se ha indicado, los diputados nacionales del radicalismo que terminaban su mandato en 1948 eran 7 personas. De ellos, sólo uno (Balbín) consiguió renovar su cargo. Apenas se matizaría la cuestión si se considerasen aquellas personas que fueron candidatos a diputado nacional en 1946 (y no fueron electos); en este caso, de 21 candidatos en aquella ocasión, sólo 4 se postularon nuevamente en 1948 (y sólo uno logró su elección).48
En el caso de los integrantes radicales de la Legislatura provincial, su renovación fue más abrupta aún. Terminaban sus mandatos 29 legisladores; de ellos, ninguno logró renovar su banca. Sólo 2, de esos 29, lograron candidatearse en 1948, ambos para diputado nacional, aunque no lograron concretar su aspiración (se trata de F. Cané y A. Pérez Aznar). Asimismo, si se observaran los 63 candidatos radicales a la Legislatura, sólo 8 de ellos ya habían sido candidatos en 1946.49
De este modo, la "clase política" provincial, en su sector radical, parece haber sufrido un proceso de "ruptura" notorio; ninguna de las personas que fungían como legisladores provinciales entre 1946 y 1948, y que de esa manera habían adquirido una cierta experiencia en las tareas legislativas, logran reingresar al cuerpo. Como una curiosidad, puede señalarse que 2 individuos que habían sido candidatos al Congreso Nacional en 1946 parecen realizar un cursus honorum inverso: en 1948 se presentan como candidatos a la Legislatura. Disminución de jerarquía compensada, al menos, por su obtención del cargo (se trata de Erasmo Goti y Héctor Noblía).
Los dirigentes peronistas y su
extracción social
En la extensa variedad de ensayos que han pretendido discernir la denominada
"naturaleza de clase" del peronismo suele dominar la idea de la
composición policlasista de aquella fuerza política. De este modo, los
analistas recalcan que el proletariado y otros segmentos de trabajadores
proveerían la base de masas para una dirección política perteneciente en su
totalidad a la burguesía, y/o a las "clases medias" superiores.50 Estas opiniones se han centrado en
la observación de las elites políticas al nivel "nacional" y, a decir
verdad, están escasamente basadas en información empírica consistente.
Trataremos de incursionar en esta temática analizando las características
sociales de la dirigencia política del peronismo bonaerense hacia 1948,
presuponiendo como una noción verosímil que la dirigencia partidaria se muestre
como un posible "microcosmos" del partido in toto. Observemos,
en principio, a los participantes en la elección interna partidaria. Hemos
detectado información acerca de 45 postulantes a la presidencia de los Consejos
Directivos locales (que representan, sobre un total de 120 personas, casi el
20%). ¿Cuál era la profesión u ocupación de esos dirigentes partidarios? El
siguiente cuadro lo resume:51
Cuadro 8. Profesión u ocupación de participantes en la interna peronista, 1947
|
||
Profesión/ocupación |
Nº |
% |
Abogado |
12 |
26,67 |
Médico |
5 |
11,11 |
Profesión liberal (otra) |
4 |
8,89 |
Empresario |
3 |
6,66 |
Periodista |
4 |
8,89 |
Sindicalista |
8 |
17,78 |
Militar |
3 |
6,66 |
Maestro |
2 |
4,44 |
Obrero/empleado |
4 |
8,89 |
Nº de casos |
45 |
99,99 |
|
Fuentes: véase nota 51.
La muestra presenta la extracción social de dirigentes políticos que se hallarían en la base de la organización, en las cercanías del "cuadro" o del simple militante. En el más bajo nivel, entonces, de la dirección partidaria, puede observarse la profusa policromía sociológica de sus integrantes: el cuadro parece indicar que el mentado "policlasismo" era una característica interna del Partido Peronista.52 Para perfilar con mayor agudeza sus aristas, afirmaremos que al menos un tercio de la dirigencia distrital del partido estaba conformada por hombres provenientes de los "sectores populares";53 en efecto, integrando en esta categoría a las personas provenientes del ámbito sindical, los periodistas, los militares (se trata de oficiales de baja graduación o suboficiales) y los simples asalariados, obtenemos un más que interesante 47% del total. Con todo, queda el hecho relevante que poco más de la mitad de estos dirigentes peronistas pertenecían a la clase media "alta", si consideramos como integrantes de este estrato tanto a los profesionales liberales como a los empresarios capitalistas.54
¿Habría marcadas disonancias entre los dirigentes partidarios y aquellos que el partido impulsaría para cargos públicos en torno al origen social de las personas? Si el proceso de afianzamiento de una elite dirigente que hemos mostrado más arriba no es desacertado, en ambos casos debería notarse una composición similar. Adicionalmente, algún matiz debía existir que haya hecho al peronismo tan distinto (o extraño) para sus opositores. Para observar esta cuestión, compararemos la extracción social de aquellas personas que fueron postuladas para un cargo legislativo en 1948 por los partidos Peronista y Unión Cívica Radical, con el propósito de observar las probables diferencias entre ellos.
Cuadro
9. Profesión u ocupación de candidatos, 1948
(en porcentajes)
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||
Profesión/ocupación |
PP |
UCR |
Profesional liberal |
36,0 |
82,6 |
Sindicalista |
28,0 |
0,0 |
Periodista/docente |
16,0 |
17,4 |
Empresario |
8,0 |
0,0 |
Militar/policía |
8,0 |
0,0 |
Obrero/empleado |
4,0 |
0,0 |
Nº casos |
25 |
23 |
|
Fuentes: véase nota 51.
El número total de candidatos por cada uno de los partidos en 1948 alcanzó a 79 individuos; de esta manera, la información presentada en el cuadro es, creemos, significativa (para el peronismo, el número de casos señalados representa el 31,6% del total, en tanto para el radicalismo es del 29,1%). Una primera impresión es evidente: la amplia tonalidad social que la dirigencia peronista muestra en contraste con la radical. En este sentido, no parece desencaminado considerar a la UCR como una especie de "partido de una clase": prácticamente la totalidad de su dirigencia correspondería a individuos ubicados o pertenecientes a la "clase media". Por su parte, el peronismo presenta entre sus candidatos una amplitud policlasista cuasi similar a la vista entre sus postulantes a los Consejos Locales, aunque la representación de los individuos con titulación universitaria parece haberse reducido. Pero, asimismo, la inserción de las personas que pueden considerarse como integrantes de los "sectores populares" fue decisiva en la composición de la Legislatura en su sector peronista: el porcentaje alcanza al 56%.
La extracción social de los dirigentes peronistas parece confirmar, por una vía distinta, las diversas opiniones que subrayan el policlasismo de aquella fuerza política. En realidad, no parece para nada irrazonable suponer que los individuos "ven" los problemas políticos o sociales en formas diferentes, según la plataforma en que se encuentren ubicados en la pirámide social. Por lo tanto, sería bastante probable que aquellos dirigentes peronistas vinculados a las clases populares (no tanto por opción, según defienden los teóricos de los "intelectuales orgánicos", sino por pertenencia vital) hayan impulsado tales puntos de vista en las diversas instancias estatales en las que se encontraron insertos, quizá con mayor relevancia en los órganos legislativos. Éste fue, en nuestra opinión, el punto clave que hizo la "diferencia específica" entre el peronismo y los otros partidos; más precisamente, entre el peronismo y aquellos otros partidos que tuvieron - o podrían tener - responsabilidades gubernativas.55 La comparación aquí efectuada con los integrantes del Partido Radical es suficientemente explícita al respecto; cualquier contrastación con épocas previas no haría más que ahondar las distancias.56
Consideraciones finales
Las elecciones de marzo de 1948 ofrecen una perspectiva adecuada para observar
la conformación de la elites políticas en la provincia de Buenos Aires. La
dirigencia peronista parece mostrar, en un momento que ya no es el de los
"orígenes", un proceso de consolidación, donde las vocaciones
políticas emergidas hacia 1945/46, y posteriormente, han debido revalidarse
tanto ante la afiliación partidaria como en la adquisición de experiencia
gubernamental en distintos niveles. En ambos casos, el equilibrio observado
entre las personas provenientes de las fuerzas principales de la coalición
peronista originaria (laborismo, junta renovadora) - aunado a ese canal siempre
renovado de reclutamiento político que constituyó el cargo de comisionado
municipal - destaca como una de las características principales del peronismo bonaerense.
Es probable que la integración de estos elementos en una organización unificada
sufriera menores fricciones que las registradas en otras provincias en virtud
de la legitimación otorgada por los impecables comicios internos.
Adicionalmente, puede destacarse que la estructura interna del Partido
Peronista no parece mostrar, en su fase embrionaria, los marcados ribetes
"verticalistas" que se le atribuyen: es digno de atención el hecho
que los afiliados eligieran sus conducciones partidarias locales.
En relación a la Unión Cívica Radical, puede afirmarse que en el bienio 1947-1948 fue cuando su dirigencia política se vio abruptamente renovada, en virtud de la contundente victoria del movimiento de intransigencia y renovación en los comicios internos. En particular, en aquel segmento de la dirigencia política que nos hemos concentrado en mostrar (los candidatos a cargos electivos), el radicalismo provincial no parece haber considerado un elemento de interés, al instante de conformar sus listas de candidatos, la adquisición de experiencia parlamentaria, sino que priorizó la pertenencia a la "intransigente" corriente triunfadora. Con todo, resulta evidente que el "unionismo", aunque en declive, no era una mera cúpula de dirigentes enquistados en la conducción partidaria,57 sino una línea con apoyo entre los afiliados del partido.
Por último, la aproximación intentada en torno a la extracción social de los dirigentes políticos de ambos partidos subraya la notoria distancia que separa a peronistas de radicales, en particular en lo concerniente a la integración de elementos provenientes de los "sectores populares" entre los cuadros de la dirección político/partidaria. Incluso al nivel de la dirigencia política, el peronismo mostraba un evidente policlasismo, mientras el radicalismo preservó una pauta más tradicional de reclutamiento dirigencial entre individuos de las clases medias profesionales.
Apéndice 1
Orígenes políticos de dirigentes peronistas participantes en la elección
interna.
Total: 110.
Provenientes del P. Laborista (43): Alejandro Abbiate, Juan Samuel Altube,
Vicente Alvarez Pérez, Alfredo Arrieta, Vicente Bagnasco, Héctor Pablo Bosco,
Luis Narciso Campo, Héctor Cámpora, Eduardo Carvajal, Leandro José Cerizola,
Guillermo Coolen, Roberto Cursack, Manuel Ferrando, Benito Ferro, Miguel
Eduardo Firpo, Eduardo Julio Forteza, Alfredo Misael Galeano, Américo Giordano,
Gregorio Gutiérrez, Rufino Herce, Eduardo Lucio Islas, Gaspar Kess, Guillermo
Lasciar, Balbino Letamendi, Cayetano Marón, Antonio Marra, Juan Ángel Merlo,
Luis Alberto Mignone, Alcides Montiel, Virgilio Nelbone, Benito Ottonello, Raúl
Ricardo Peláez, Juan Pianterosa, Silverio Pontieri, Ginés de la Quintana,
Vicente Rapola, Manuel Rodríguez González, Valerio Rouggier, Juan Carlos
Salaverry, Ángel Siri, Víctor Tronelli, Rodolfo Yezid Yanzón, José Zubiarrain
Camino.
Provenientes de la UCR (JR) (38):
Pedro Agotegaray, César Albistur Villegas, Raúl Alvarez, Ángel Calixto Arenas,
Carlos Aronna, Mateo Balo, Almerindo di Bernardo, Manuel Bianchi, Antonio
Bianculli, Alfredo Busquet, José Cané, Erasmo Carreño, Salvador Cetrá, Pablo
Ferrari, Daniel Ferrer Burgueño, Emilio Gallina, David Giacobone, Alfonso del
Giudice, José Ladaga Rosito, Oscar Lara, Alfredo Larrondo, Alejandro Leloir,
Julio Lescano Gorordo, Alberto López Claro, Miguel Vicente Natiello, José Luis
Passerini, Jesús Porto, Saúl Oscar Ratti, Felipe Rotelli, Walter Schiaffino,
Comisionados municipales (19): Horacio Agesta, Alberto Albanesi, Enrique Casanova, Gregorio Cejas, Constantino Curcumelis, Julio Desplat, Julián Drocchi, Arturo de Elías, Juan Adolfo Figueroa, Daniel Garbarino, Julián Goiría, Mariano Liandro, Victorio Luis Macchiavello, Victoriano Martínez de Alegría, Miguel Navarro, Miguel Cirilo O´Brien, Carlos Alberto Perlender, Julio Vázquez, Federico Von Wernick.
FORJA (3): Julio C. Avanza, Francisco Capelli, René Orsi.
ALN (2):
UCR (disidente) (2): Juan C. Allegro, José Sánchez Negrete.
P. Independiente (1): Eduardo Piñero.
Electores presidenciales: Manuel Raúl Pedrera, Carlos Manuel Seeber.
Apéndice 2
Trayectoria previa de intendentes peronistas.
Total: 54.
Comisionados municipales (30): (designados antes del 24/2/46) Manuel Arias, Fernando Arricau, Juan Cassagne, Felipe Ianonne, Carlos Ipharraguerre, Rafael Laplaza, Luis Mangieri, Juan Marenzi, Enrique Ratti, Nicolás Rueda, Walter Schiaffino, Floriano Stickar, Guillermo Stura, Galeano Zazzali Monteverde. (Designados por Mercante): Italo Avale, Juan Ballesteros, Isidro Barrios, Ismael Bengoechea, Héctor Blasi, Claudio Borton, Oscar Bruzzo, Manuel Cáceres, Ricardo Grassi, Francisco Gutiérrez, Hugo Hernández, José Irigoyen, Eduardo Mac Donnell, Ricardo Pérez, Antonio Scavuzzo, Pascual Simone, Carlos Tessari.
Participantes en la interna (21):
Candidatos a cargos legislativos en 1946 (2): Mariano Pereyra, Aristóbulo Soldano (JR).
Legislador electo en 1946: Eduardo Villa Abrille (Laborista).
http://institutoyrigoyen.tripod.com
El autor pertenece al Grupo de Investigación "Movimientos sociales y sistemas políticos en la Argentina moderna". Departamento de Historia.
Matías Bailone, matiasbailone@hotmail.com 2004.-